Samael Aun Weor, otro maestro de la era de Acuario II



Prócoro Hernández Oropeza
Segunda parte
Según la tradición del sufismo islámico, aquel que no tiene maestro, tiene a satán por maestro. Y es que el maestro es el sol espiritual que alumbra las tinieblas del aspirante a la sabiduría del Ser. En este párrafo se resume lo que significa encontrar a su guía o maestro espiritual que como Krishna, Buida, Jesús o Samael Aun Weor vinieron a este planeta a entregar sabiduría y mapas para el retorno a casa.
Samael Aun Weor realizó su búsqueda espiritual y sus investigaciones acerca de los aspectos trascendentes de la existencia humana desde los años de su primera juventud. Inquirió y estudió en distintas escuelas esotéricas existentes en esa época. Y como muchos otros maestros, siendo aún niño abandonó el colegio en busca del conocimiento práctico, experimental.
Es así que incursiona en la Teosofía, a través de “La Doctrina Secreta”, obra extraordinaria de la Maestra H. Blavatsky. Luego de intensos estudios teosóficos, practicó con intensidad raja-yoga, bhakti-yoga, jnana-yoga, karma-yoga, y a los diecisiete años, comenzó a dictar conferencias en la Sociedad Teosófica. En 1936 ingresó en la escuela gnóstica Rosa-Cruz Antigua, institución fundada por el Dr. Arnoldo Krumm Heller (V. M. Huiracocha) En las obras de Krumm Heller encuentra maravillosos conocimientos, así como también en los libros de Franz Hartman, Eliphas Levi, Rudolf Steiner, Max Heindel, etc. Afirmó el maestro que por aquella época había llegado a estudiarse ordenadamente toda la biblioteca rosacrucista. Al mismo tiempo realizó estudios esotéricos de Kábala y Alquimia. Sin embargo, ese sería sólo el comienzo de su peregrinar tras la sabiduría: “Con ansias infinitas buscaba en el camino a un viandante que poseyese algún bálsamo precioso para sanar mi adolorido corazón” comentaría en el libro “Las Tres Montañas”
En el año 1946 el maestro Samael realizaba curaciones y era conocido por sus capacidades sanadoras. En ese mismo año Samael llegó a comentar: “Franqueado de murallas intelectivas, hastiado de tantas teorías tan complicadas y difíciles, resolví viajar hacia las costas tropicales del mar Caribe... Allá lejos, sentado como un ermita de los tiempos idos, bajo la sombra taciturna de un árbol solitario, resolví darle sepultura a todo ese séquito difícil del vano racionalismo...Con mente en blanco, partiendo del cero radical, sumido en meditación profunda, busqué dentro de mí mismo al Maestro Secreto... Y, al fin de muchos y terribles esfuerzos tuve la dicha, la inmensa dicha de despertar sobre el altar de la Iniciación”.
En el año 1947 se produce su despertar espiritual. Víctor Manuel Gómez se conectó con su “Intimo”, Aun Weor, su mónada espiritual. Entonces entró firmemente en el camino esotérico iniciático de “Misterios Mayores”. Era, para entonces un verdadero Iniciado, que comenzaría la labor de divulgación de los secretos más profundos y mejor guardados del espiritualismo universal.
El 9 de abril de 1948 “Aun Weor” recibe de su Padre Interno, Samael, la misión de formar una nueva cultura, forjar una nueva civilización y crear el Movimiento Gnóstico, una labor compuesta de tres aspectos a la que dedicaría el resto de su vida física. Se producía entonces el nacimiento del Movimiento Gnóstico contemporáneo.
Para ese entonces comienza a nuclearse a su alrededor un pequeño grupo de discípulos, algunos de ellos gente muy sencilla, pero que plantarían la semilla del movimiento gnóstico, acompañando al entonces “Aun Weor” en sus primeras actividades de difusión.
Luego de encontrar a su maestro secreto y designado como Samael Aun Weor, afirmaba que había encontrado el fuego de los filósofos alquimistas: “Al fin de muchos y terribles esfuerzos tuve la dicha inmensa de despertar sobre el Altar de la Iniciación. Fue entonces cuando me vine a dar cuenta exacta de que yo, Aun Weor, no necesitaba para nada de aquellas escuelas, porque ya había transitado en pasadas reencarnaciones por todos los misterios menores y en Egipto, durante la dinastía del Faraón Kefrén había llegado a Hierofante de Misterios Mayores”. Esto es un alto iniciado, un maestro auto realizado.

Previamente el Maestro había estado experimentando intensamente en la disciplina esotérica, en la meditación, en la antropología psicoanalítica, etc., y llega de esta forma a conocer a ciencia cierta las claves de la regeneración humana, por tanto tiempo veladas a la mayoría de los seres humanos. A continuación se dispondría a entregar esas claves en forma pública, de acuerdo a la misión que su propio Ser le había encargado. Cointinuará.

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