La necesidad de un maestro III


Prócoro Hernández Oropeza
En el camino espiritual habrá corrientes o personas que aconsejen no tener compromiso con ningún maestro terrenal, no buscarle ni seguirle. Otros más piensan que los maestros o avatares que han desencarnado ya no existen, ni operan en otros niveles o dimensiones, pero eso es mentira. Esos maestros, debido a su gran trabajo espiritual viven en esta y otras dimensiones y continúan con su trabajo como grandes avatares. Maestros como Jesús, ahora es un Cristo Cósmico que se mueve en todos los universos posibles, inclusive aquí puede tener contacto con seres que han logrado una gran progresión espiritual y se comunica con ellos.
Todos esos grandes seres tuvieron sus maestros. Afirma Sivananda que todos los sabios, santos y profetas, instructores universales, encarnaciones y grandes hombres, no importa lo grande que hayan podido ser, han tenido sus propios Gurus. Krishna se sentó a los pies de su Guru Sandipani, Rama tuvo por Guru a Vashita, el mismo Jesús tuvo sus maestros en Egipto y entre los esenios, por lo que se sabe. Yogananda narra en su libro auto biográfico cómo el maestro Lahiri Mahasaya, maestro a su vez del Guru de Yogananda, Sri Yuksteswar, fue llevado a las montañas del Himalaya para reencontrarse con su Guru Babaji. Al principio Lahiri no reconocía a su Guru, pero cuando lo llevó a una cueva y le mostró un manta doblada y un cuenco que le habían pertenecido en otra vida, le dio un pequeño golpe en la frente. Bajo ese toque magnético una corriente caudalosa atravesó el cerebro de Lahiri y liberó dulces recuerdos de su vida anterior y reconoció a su antiguo mentor.
Luego lo mando a meditar a la orilla de un río y por la noche lo fue a buscar un discípulo para que retornara con Babaji. Al regresar divisó un palacio dorado, hermoso, decorado con incontables joyas y situado en medio de maravillosos jardines. Muchos santos de angélico continente se hallaban frente a las resplandecientes puertas; era un palacio indescriptible en un lugar remoto y antes desolado. El olor de incienso y de flores impregnaba el palacio y grupo de devotos cantaban, otros meditaban y una vibrante alegría saturaba la atmósfera.
El guía le dijo que festejara sus ojos  y disfrutara de esos esplendores artísticos pues habían sido creados exclusivamente en su honor por su Guru Babaji, preparado para su iniciación. Lahiri le pidió al guía que le explicara cómo había sido posible tal creación. El guía le explicó que todo el cosmos es un pensamiento materializado del creador. Esta misma tierra, este planeta flotando en el espacio es un sueño de Dios. Él creó todas las cosas de su conciencia, lo mismo que el hombre, en su conciencia de su sueño, reproduce y vivifica una creación con todo y sus criaturas…  Así que siendo uno con la todopoderosa Voluntad Babaji puede mandar los átomos elementales a combinarse y manifestarse asumiendo cualquier forma.
Así que cuando llegó frente a su Guru, este le dijo: Lahiri, ¿Aún alimentos tus sueños con el deseo de un palacio de oro? ¡Despierta! Todos tus deseos terrenos están a punto de desvanecerse para siempre, luego de pronunciar algunas palabras místicas de bendición le dijo: Hijo mío. Levántate. Recibe tu iniciación  en el reino de Dios por medio del Kriya yoga. Al día siguiente, luego de la iniciación el palacio desapareció, sólo estaban su Guru y los santos que le acompañaban; ahí   permanecieron ocho días, en los cuales Lahiri fue preparado para su misión en este mundo.
Así que esos maestros que desencarnaron en otras vidas siguen vivos y pueden retornar para ayudar a discípulos, que como Lahiri  Mahasaya han trabajado en muchas vidas para llegar a estos niveles de auto realización espiritual. Jesús también, luego de morir, retornó a los 40 días y permaneció con sus discípulos instruyéndoles durante unos doce años más.
Sivananda sostiene que si sientes paz en presencia de un Mahatma o maestro, o alma santa, si te inspiran sus discursos, si es capaz de esclarecer tus dudas, si está libre de avaricia, ira y lujuria, si es amable, inegoista puedes aceptarlo como maestro. Una vez que hayas elegido a tu Guru, síguelo implícitamente. Dios te guiará a través de él. Para encontrarlo no utilices excesivamente la razón, fracasarás si lo haces. Si no puedes conseguir un Guru de primera categoría busca a aquellos seres que tienen algún conocimiento de la sabiduría espiritual o de las escrituras sagradas o sigue las enseñanzas contenidas en los libros escritos por santos realizados. Gradualmente recibirás inspiración y él maestro puede acercarse en sueños. Ese maestro puede ser inclusive tu Guru interior o tu Ser, tu Dios interno. Afirma Sivananda que para un aspirante sincero la ayuda viene de manera misteriosa y cuando llega el momento, el Señor une al Guru con el discípulo.





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