Las manifestaciones de Maia, la ilusión
Maya Prócoro Hernández Oropeza
En la India se usa mucho la palabra Maia, aquello que en
verdad no es, pero que aparenta ser. También se le considera aquello que es
causa del apasionamiento. Es una apariencia, una semejanza, es el poder
ilusorio de Dios. Sivananda Afirma que Maia es el artista más grande del
universo y las personas mundanas difícilmente
pueden detectar sus trucos. Ella engaña al apasionado y al incauto,
oculta lo real, haciendo aparecer lo irreal como real, hace que lo
impermanente parezca como permanente,
que lo impuro parezca puro, que el dolor parezca placer.
Maya es una ilusión y aunque sabes que vas a morir, sin
embargo piensas que vas a vivir siempre. Sabes que el mundo está lleno de
aflicciones, pero te deleitas con los objetos perecederos y no quieres abandonarlos.
Maia dora los objetos por encima, y de ese modo atrapa al hombre que es
apresado por la rueda del nacimiento y la muerte, el Samsara. Tras el jardín de
los placeres se oculta el valle de lágrimas. Cuántas veces por esa Maia vas a
la cantina con los amigos, te emborrachas, gasta dinero insensatamente y luego
andas preocupado por no tener dinero para terminar la quincena. O los ricos que
viven sus fiestas esplendorosas y deslumbrantes pero no encuentran su felicidad
en ellas.
Maia ata de diversas maneras. Si un hombre te sonríe en la
calle, te honra y toca tus pies, te apegas a él. Es como el cuento de aquel
Rey, que cansado de tanto poder, riqueza y fama decide renunciar y se va a la montaña
a meditar. Cierto día que está meditando junto al río llegó una venadita a
tomar agua, de pronto saltó un tigre sobre ella y antes de que la mate pare un
crío. El rey, al ver al crío sin madre decide adoptarlo; lo cría, crece y ya de
grande salía de la choza del rey pero
siempre retornaba. Un día se hizo noche y el venado no llegó. Preocupado salió
a buscarlo y al ir caminando por un barranco cayó en un precipicio. Estando a punto de morir llegó el
venado y le acarició el rostro. Entonces el rey se dio cuenta que se había
apegado al venado y que su búsqueda por huir de los apegos materiales había
sido infructuoso.
Por eso dice Sivananda: cuídate de los encantos de Maia, no
caigas en sus redes. La sonrisa, el afecto, la comodidad, el nombre, la fama,
las palabras amables, la esposa, los hijos, la casa, la propiedad, el respeto,
el honor, la fama, el poder, el prestigio, la posición social, los títulos,
todas esas cosas son los cepos de Maia para atraparte.
Maya antepone incontables
velos para que no veas: los anhelos, el deseo, la avaricia, los instintos, los
impulsos y necesidades sexuales. Si eres descuidado ella pondrá ante ti un velo
tras otro. Y todos esos velos tienen que ser desgarrados. Sólo puedes liberarte de Maia a través del
conocimiento o Vida. En tanto Avidita Maia te hace descender por los senderos
de la esclavitud y se caracteriza por la lujuria, la ira, la avaricia, el odio,
la multiplicidad de egos que conviven en tu psique. En cambio Vida Maia te
lleva por el sendero de la liberación a través de la discriminación, el
desapasionamiento y la devoción.
Maia se manifiesta en el hombre como la mente, la mente es
Maia. Si tienes control sobre tu mente tendrás control sobre Maia. Maia juega y
destruye a través de la mente. Maia causa estragos por medio de la imaginación
de la mente. La mujer no es bella, sino que lo es la imaginación. El azúcar no
es dulce, es producto de la imaginación. La comida no es sabrosa, lo es por la
imaginación. Sólo comprendiendo la mente te puedes volver sabio. Refrenar esa
imaginación de la mente es vital por medio del pensamiento recto, virtuoso y el
descanso en Dios o Brahman, donde no existe ni pensamiento ni imaginación.
Hay que despertar del sueño de la ignorancia, desarrolla el
desapasionamiento y la discriminación y pregúntate: ¿Quién soy yo?, realiza
meditación, ora, practica una introspección constante, auto observación,
entonces todos los velos se desgarrarán y conocerás la verdad.
Comentarios