Liberándonos del apego

Prócoro Hernández Oropeza
"El que tiene apego a su vida la perderá; y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la Vida eterna."   Evangelio de San Juan (cap.12, 25)

  Esta humanidad sufre de una enfermedad psicológica llamada apego. Estamos apegados al mundo material y en todas las religiones y filosofías sagradas nos enseñan a liberarnos de ese mal. Tal palabra pareciera decirnos su verdadero significado, apegados al ego y como sabemos, el ego es una mentira bien elaborada que nos mantiene en una ilusión, su ilusión de que somos eso que no queremos ser: los celos, la ira, enojo, resentimiento, miedo, tristeza, lujuria, pereza, envidia, orgullo, avaricia y todas esas tentaciones del señor oscuro.
Tenemos apego a nuestras posesiones, a la familia, hijos, esposa o esposo, al dinero, a la fama, poder, a la vida. Somos prisioneros a los egos, estamos apegados a ellos y pensamos que somos libres. Todas las religiones y filosofías sagradas nos enseñan a desapegarnos de esas falsas ilusiones, a eliminar esos agregados psicológicos que nos mantienen en el sufrimiento y el desamor. Como leemos arriba, en el evangelio de San Juan, el que tiene apego a la vida la perderá. Cuando mueran todas sus posesiones, incluyendo su cuerpo físico le serán despojados. Sólo aquellos que realizan un verdadero trabajo espiritual, los grandes místicos como Jesús El Cristo, se han cristificado y se han ido con todos sus cuerpos, antes le sucedió a Enoc, la madre de Jesús fue llevada con todo y sus cuerpos también.
Jesús, en el evangelio de Lucas también hace referencia: al respecto: "Les aseguro que el que haya dejado casa, mujer, hermano, padres o hijos, por el Reino de Dios, recibirá mucho más en este mundo; y en el mundo futuro, recibirá la Vida terna." Lucas 18,29. Significa sencillamente del desapego a toda cosa terrenal y dedicarse en cuerpo y alma al trabajo espiritual. El desapego no significa que todos seamos pobres y desamorados. Que abandonemos a nuestras familias y nos quedemos sin casas. Por el contrario, Dios quiere lo mejor para sus hijos. La abundancia existe en el universo para todos. Dios es Amor y Riqueza en Él mismo. La verdadera riqueza es espiritual y quien está rico bebé del néctar divino y vive como un rey. Todo lo que hace, lo realiza en oración y rendición al gran Padre/Madre, a Dios o a Brahma.
El apego a las cosas nos ata a este mundo material y nos hace olvidar cuál es nuestro verdadero propósito al venir a este planeta. Y como nos perdemos en este mundo material, desgastamos nuestra energía en obtener los frutos de nuestro trabajo y perdemos la oportunidad de trascender al plano espiritual. No significa deshacernos de toda posesión, hacernos fríos o pobres por completo, sino disfrutar las riquezas del gran Padre, tanto internas como externas, sabiendo que todo  nos pertenece por derecho natural. En otro pasaje bíblico se dice: mira los pájaros como viven libres, no se preocupan por qué van a comer o vestir mañana. Así tú, si te dedicaras a la obra del Padre, de Dios, serías bien recompensado, porque Dios paga y paga muy bien.

A qué se refiere Jesús con la obra de Dios. No indica que dejes tu casa, tus posesiones y te vayas de misionero o en un renunciante que se va a la montaña a meditar. Si estás listo puedes hacerlo si lo deseas, como la Madre Teresa o los meditantes de la India. Pero ese no es el único ni el más importante camino; significa vivir entregado al amor incondicional, a practicar las virtudes, ser una persona virtuosa, compasiva, humilde (de pensamiento, palabra y obra) y sobre todo, ver a Dios en todo lo que te rodea. No haces daño a nadie y ves a Dios en cada ser con el que te encuentras. Esto es desapego y si lo logras no tendrás miedo cuando llegue el final de esta vida, sabiendo que es el cierre de un ciclo solamente. 

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