Las modalidades de la naturaleza material


Prócoro Hernández Oropeza
Todos estamos tan conectados con este mundo material, de tal forma que pensamos y creemos que esto es la única verdad, lo existente, lo real. Estamos tan enredados y apegados al mundo material, de tal suerte que cuando llega el ángel de la muerte nos da miedo, no queremos traspasar la puerta a los misterios de la muerte, a lo desconocido. Y lo es porque pensamos que después de esta vida material, de este mundo, con todas sus satisfacciones, insatisfacciones, alegría, dolor, miedo, valentía, no existe nada, todo termina.
Por ignorancia, por falta de conocimiento desconocemos que existen otras dimensiones, otros mundo sutiles, a los cuales sólo podemos percibir por medio de otros sentidos no limitados, los del Ser. Tenemos apego a este mundo material, estima Krishna,  porque estamos hechizados por las tres modalidades de la naturaleza material: bondad, pasión e ignorancia. La modalidad de la bondad, siendo más pura que las otras es iluminadora y puede librarnos de todas las reacciones pecaminosas. Aquellos que se encuentran influidos por esta modalidad quedan condicionados por una sensación de felicidad y conocimiento. Si una persona cultiva esta modalidad de bondad se vuelve más sabio que aquellos que están condicionados por las otras modalidades. Además esta persona no se ve muy afectado por los sufrimientos materiales, ha adquirido más conocimientos y posee una mayor felicidad. Pero puede quedar condicionada si esta persona, por poseer más conocimientos se cree mejor que los demás, así como un científico se siente orgulloso por su conocimiento o un místico por sus poderes. El ego del orgullo místico lo tiene dominado y sigue apegado al mundo material.
La modalidad de la pasión nace de ilimitados deseos y anhelos y debido a ello, la humanidad queda atada a las acciones materiales fruitivas. La mujer siente atracción por el hombre y el hombre por la mujer, ambos se sienten atraídos por la pasión, la pasión de poseer, casa, fama, riqueza, una familia feliz, una hermosa casa, dinero en el banco. Esas personas sólo se preocupan y se relacionan con los frutos de sus actividades. Aquí cabe la siguiente reflexión: si aquellos que practican la modalidad de la bondad también pueden quedar apegados al mundo material, qué será de aquellos que están gobernados por la modalidad de la pasión.
La modalidad de la oscuridad nacida de la ignorancia, causa el engaño de todas las entidades vivientes y los resultados de esa modalidad son la locura, la indolencia y el sueño, los cuales atan al alma condicionada, condicionada por sus yoes. Bajo el hechizo de esta modalidad uno no puede entender las cosas tal como son. Este tipo de personas no saben que no saben, viven en plena ignorancia, no importa que posean una gran cultura, muchos conocimientos o títulos académicos, en realidad son unos ignorantes que viven en la oscuridad. Es afecto a la pereza, vive siempre abatido y es adicto a los estimulantes y al sueño, por supuesto no le interesa ningún aspecto relacionado con lo espiritual.
En resumidas cuentas, las tres son modalidades de la naturaleza material que atan al hombre a este mundo limitado, ilusorio, alejado de toda espiritualidad. El de la bondad queda condicionado a la felicidad, piensa que haciendo actos bondadosos le hace sentir bien y lo hace por reconocimiento o para presumir, no por actos que provienen de su Ser, de su corazón. Cuando la bondad proviene del corazón se le llama la bondad pura. Al de la pasión lo condiciona a la acción fruitiva, a los frutos de sus esfuerzos y al de la ignorancia lo ata a la locura. Así, de la modalidad de la bondad se desarrolla el verdadero conocimiento, de la modalidad de la pasión, se desarrolla la codicia y de la ignorancia se desarrollan la locura y la ilusión. Y aquel que práctica la bondad desde el fondo su corazón, sin apegos, todas la puertas del cuerpo quedan iluminadas por el conocimiento. Esas 9 puertas son dos ojos, dos oídos, dos orificios nasales, la boca, el órgano genital y el ano. Las cosas se ven como son, se oyen como deben oírse, se saborean como deben saborearse. Uno queda limpio por fuera y por dentro y en cada puerta se desarrollan los signos de la felicidad.

Quien trasciende estas modalidades no odia la iluminación, se mantiene firme e imperturbable  a través de todas esas reacciones de las cualidades materiales y permanece neutral y trascendental porque está centrado en su Ser y considera que la felicidad y la aflicción son iguales, se muestra imperturbable en la alabanza y la censura, en el honor y el deshonor y trata igual al amigo y al enemigo y ha renunciado a todas las actividades materiales.

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