Los buenos deseos de un soñador
Prócoro Hernández Oropeza
Imagina que en tus sueños te ves en una comunidad donde no
hay pobreza, sufrimiento, mentiras, violencia, corrupción, vaya ni siquiera
existen gobiernos ni leyes; todo se rige por la ley del amor. No existe
propiedad privada y todos viven en plena armonía, paz, felicidad, tolerancia y
respeto.
Todos en esa comunidad trabajan por el bien común y cada uno
aporta lo que le gusta hacer y posee las
cualidades para realizar su misión. Y su papel en la comunidad le es anticipado
por un oráculo antes de nacer. Cuando es concebido, sus padres van con el
oráculo para que les diga acerca de la misión y las cualidades que tendrá el
futuro progenitor. Esto no es nuevo, así fue con Buda, lo mismo con Pitágoras y
con muchos maestros excelsos. Los oráculos existían y su sabiduría era divina,
porque estaban conectados con ella desde antes de nacer.
Cuando nació Buda, su madre la reina Mayadevi soñó que un
elefante blanco descendía del cielo y entraba en su seno, señal de que acababa
de concebir a un ser muy especial. El hecho de que el elefante descendiera del
cielo significaba que el niño provenía de Tushita, la tierra pura de Buda
Maitreya. Cuando el rey vio al niño, se llenó de alegría y sintió como si todos
sus deseos se hubieran cumplido. Le puso el nombre de Sidharta y pidió a un
brahmín que predijera el futuro del príncipe. El adivino examinó al infante con
sus poderes de clarividencia y dijo: “Este niño será un rey chakravatin
(monarca que gobierna el mundo entero) o un ser iluminado, hay señales que así
lo indican. Puesto que la era de los reyes chakravatines ha pasado, se
convertirá en un Buda y su beneficiosa influencia, al igual que los rayos del
sol, iluminará a mil millones de mundos”. Y la segunda opción fue el destino de
Buda.
Lo mismo sucedió con Pitágoras. Fue hijo de un acaudalado comerciante
de sortijas de Samos y su madre una hermosísima mujer llamada Pharthenis. Luego
de nacer, sus padres llevaron a Pitágoras con una pitonisa de Delfos, quien les
pronosticó que su hijo sería útil a la humanidad de entonces y la de todos los tiempos. Al cumplir un año,
el hijo fue llevado al templo de Adonaí, en una región apartada de Líbano para
que recibiera las bendiciones de manos del sumo sacerdote. El sacerdote
pronosticó casi lo mismo que la pitonisa y les dijo: “Oh orgullosos padres de
Jonia, su hijo será grande por su sabiduría, deben ser conscientes de que los
griegos son dueños de una de las ciencias de los dioses, pero la verdadera, la
de dios está solamente en Egipto.” Con ello les señaló que Pitágoras iría a
Egipto a recibir enseñanzas sagradas con los sacerdotes egipcios.
Lo mismo aconteció con Jesús, pues tres reyes supieron de su
venida y guiados por una estrella fueron a visitarle después de nacer. Así que
en esta nueva sociedad de tus sueños existen esos oráculos y al nacer predicen
tu futuro y luego todo se organiza para que lleguen los recursos, habilidades y
sabiduría para que se cumpla tu misión. Esto no es descabellado, eso sucederá
más tarde. ¿Cuándo? Eso depende de cada uno, de su fe y su pasión para llegar a
esa edad dorada.
Ese será el nuevo paraíso del que hablan todos los maestros
y que han dejado escrito en los libros sagrados. Pero depende de cada uno
empezar a construirlo aquí y ahora. Afirman los maestros que esta vida, nuestra
vida es una ilusión y sólo estamos recordando; nuestro Ser ya sabe el camino,
él ya está en esa dimensión, en ese futuro promisorio. Feliz 2017, paz profunda.
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