Trump, la proyección de las sombras


Prócoro Hernández Oropeza
A propósito de las elecciones en Estados Unidos, a la mayoría sorprendió el triunfo de Donald Trump, cuando las encuestas y la opinión general daba como vencedora a la demócrata Hilary Clinton. Causó mucha sorpresa, desánimo, temor, incertidumbre, sobre todo sorpresa por cómo los votantes, incluyendo latinos o inmigrantes en general, dieron su voto por un personaje que los descalifica y amenaza con desterrarlos de ese país.
Lo inesperado es cómo un candidato que adoptó un discurso xenofóbico, racista, misógino, acusado de poseer un temperamento demente, escalofriante, absurdo y que ofendió a muchos, inclusive a gente de los medios de comunicación y a grandes personalidades, haya ganado la contienda.
Parte de las razones que algunos analistas dan como probable variable de su éxito es que se presentó como un personaje desprovisto de la vestidura de un político, sino como un exitoso empresario. Como ha sucedido en otros países, los ciudadanos ya no confían en los políticos y lo mismo pueden escoger a un jardinero con suerte que a un histrión. Otra causa y la más fuerte es que Trump representó muy bien el papel de la Sombra, un arquetipo del subconsciente que describió con mucha perfección Karl Jung.
La sombra, según Jung son todos los aspectos ocultos o inconscientes de uno mismo, tanto positivos como negativos, que el ego ha reprimido o nunca ha reconocido. "La sombra representa cualidades y atributos desconocidos o poco conocidos del ego tanto individuales (incluso conscientes) cómo colectivos. Cuando queremos ver nuestra propia sombra nos damos cuenta (muchas veces con vergüenza) de cualidades e impulsos que negamos en nosotros mismos, pero que puedo ver claramente en otras personas." C.G.Jung.
En su mayor parte, la sombra se compone de deseos reprimidos e impulsos incivilizados que hemos excluido de nuestra propia auto imagen, es decir de cómo nos vemos a nosotros mismos. Estas motivaciones son percibidas cómo moralmente inferiores para nuestro "ideal" de lo que somos (o más bien dicho de lo que "creemos" que somos), por lo que también depositamos en la sombra fantasías y resentimientos. De esta manera la sombra abarca en general todas aquellas cosas de las cuales uno no se siente orgulloso.
Donald Trump se quitó la máscara y habló a sus votantes lo que ellos quisieran o desearan expresar pero no lo hacen por temor o vergüenza al qué dirán o a quedar en ridículo. Pero Trump lo dijo por ellos, expresó lo que muchos, en su subconsciente desean, como por ejemplo detener la migración porque consideran en el fondo que es una invasión o son una amenaza para su ámbito laboral, prestaciones, etcétera. Esas sombras o deseos inconscientes o reprimidos fueron proyectados en el discurso de Trump y caló en el ánimo de esos votantes o de aquellos que están desilusionados de los políticos tradicionales. Afirma Jung que todo lo que el ser humano rechaza pasa a su sombra que es la suma de todo lo que él no quiere, pero debe ocuparse en forma muy especial de estos aspectos, ya que cuando rechaza en su interior un principio determinado, cada vez que lo encuentre en el mundo exterior desencadenará en él una reacción de angustia y repudio.
Lo negativo de estas sombras o proyecciones es que oscurecen nuestra visión respecto al prójimo, destruyen su objetividad, y de ese modo destruyen toda posibilidad de auténticas relaciones humanas. Y hay una desventaja adicional en la proyección de nuestra sombra. Una parte de nuestra personalidad permanece en el lado opuesto y el resultado es que constantemente (aunque de modo involuntario) haremos cosas a nuestras espaldas que apoyarán ese otro lado, y por tanto ayudaremos inintencionadamente a nuestro enemigo, tal como sucedió con muchos votantes incrédulos. El peligro es que esas sombras se empoderen de esa nación y puedan convertirse en un gran peligro para la humanidad como ocurrió con Hitler en Alemania. Él supo proyectar bien su sombra y enloqueció o alucinó a todo un pueblo con consecuencias trágicas para la humanidad.


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