Más reflexiones sobre la muerte


Prócoro Hernández Oropeza
La hora de la separación ha llegado, y cada cual tiene que seguir su camino: yo, a morir, vosotros a vivir. Cuál es el mejor, sólo Dios lo sabe. Sócrates
La muerte es un acontecimiento que cada uno vive, siente, percibe o experimenta desde diversos ángulos. Unos la ven como un terrible y despiadado ángel que viene con su guadaña a cegar nuestra vida. Nos recuerda que tenemos sólo un tiempo medido, un cuerpo prestado y unos se irán antes, otros después, unos muy tiernos, otros ya demasiado grandes. Unos se quieren ir antes, otros no lo desean, no les apetece la muerte.
Y si antes, de acuerdo a los libros sagrados, nuestros ancestros podían vivir hasta cerca de los mil años, hoy, los que resisten apenas logran rebasar los cien. Y si bien, por los adelantos de la ciencia el promedio de vida a nivel mundial ha subido, no existen fórmulas hasta ahora que nos hagan inmortales, el sueño de muchos humanos.
Se dice que cada vez que vamos a dormir es una especie de muerte temporal, nuestros óranos, nuestro cuerpo descansa y estamos ausentes de la vida, aunque se tienen sueños y otros pueden salir en astral y viajar por distintas dimensiones. Recuerdo un sueño muy vívido en que me vi entre seres descarnados. Estaba en la casa de mis padres con alguien que en el sueño era un tío. Sus dos hijos jugaban cerca de nosotros y de pronto el grande, de no más de diez años, mata con un cuchillo a su hermano menor. Le digo al tío lo que ha pasado y le pido que haga algo, pero el tío se vuelve contra mí y toma el puñal y me empieza a perseguir. Despierto del sueño con angustia y realizo una oración.
Me vuelvo a quedar dormido y me veo en la casa de mi abuela materna. Hay mucha gente, pareciera que hay una fiesta; estoy con una pareja y de pronto veo llegar al supuesto tío y sus hijos, pero ya descarnados y percibo que los demás también lo están. Le digo a la pareja que debemos alejarnos de ahí, empezamos a correr y al llegar cerca del panteón del pueblo, el hombre que me acompaña se detiene y busca una lápida advirtiendo que ahí hay un mantra. Lo descubre pero no alcanzo a leerlo. Los descarnados o muertos están a punto de alcanzarnos y cruzamos por el panteón y al salir de ahí, aparecen dos lobos con las puntas de pelo erizados y nos detienen, mientras los descarnados nos rodean por la otra parte. En ese instante llega un pensamiento a mi mente y empiezo a recitarlo: Soy agua de Dios, soy agua de Dios, soy agua de Dios. Los perros tratan de taparse las orejas, eso les lastima y los descarnados huyen. Si, los sueños son un remedo de la muerte y podemos experimentar diversas sensaciones o ensoñaciones.
Lo curioso es que cuando despertamos seguimos como muertos, es decir con la conciencia dormida. En los relatos bíblicos, cuando una persona le pide a Jesús que lo admita como su seguidor, el maestro le dice, pues bien, adelante es hora de irnos. El joven le pide permiso para ir a enterrar a su padre que ha muerto y Jesús le dice: Deja que los muertos entierren a sus muertos. Fuerte es la verdad que muestra Jesús a cerca de nuestra conciencia. La mayoría vive dormida, anda como sonámbulo o muerta por dentro, muerte en vida. Aquí van unos versos del poeta Pablo Neruda sobre la muerte.
Sólo la muerte
Pablo Neruda
…Sin embargo sus pasos suenan
y su vestido suena, callado como un árbol.

Yo no sé, yo conozco poco, yo apenas veo,
pero creo que su canto tiene color de violetas húmedas,
de violetas acostumbradas a la tierra,
porque la cara de la muerte es verde,
y la mirada de la muerte es verde,
con la aguda humedad de una hoja de violeta
y su grave color de invierno exasperado.

Pero la muerte va también por el mundo vestida de escoba,
lame el suelo buscando difuntos;
la muerte está en la escoba,
en la lengua de la muerte buscando muertos,
es la aguja de la muerte buscando hilo.

La muerte está en los catres:
en los colchones lentos, en las frazadas negras
vive tendida, y de repente sopla:
sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,
y hay camas navegando a un puerto
en donde está esperando, vestida de almirante.

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