La caída del hombre


Prócoro Hernández Oropeza

La lujuria es uno de los siete pecados capitales y uno de los más prominente egos, la causa o ego principal que precipitó la caída de una sociedad iluminada, no sólo de un hombre y una mujer (Adán y Eva), sino de una sociedad que vivía en el edén, en la arcadia o el paraíso y esto fue a consecuencia del sexo: el Yo de la lujuria.
En total hay siete yoes principales o egos que se deben considerar cabezas de legión. Cada uno contiene múltiples aspectos. Y los aspectos de estos Yoes se encuentran contenidos en los 49 niveles de nuestro subconsciente, ubicados en nuestra alma. Esto significa que nuestra alma posee diversos niveles capaces de contener las diferentes intensidades de la luz de Dios, pero con la irrupción del ego, éste expulsó la luz y hay grandes zonas oscuras en nuestra alma, y de esa manera el cuerpo se enferma, el alma se enferma y el propósito de la gran revolución en el universo se estanca.
De estas siete legiones de Egos, el de la lujuria y la ira son los más temibles y tienen a la humanidad rendida a sus pies. Y la madre de estas siete legiones es el miedo. Véase cómo se encuentra la humanidad, sumida en la ira y la lujuria; ellos son causantes de las guerras, el odio, resentimiento, tanta maldad en el corazón humano que ha generado drogadicción, alcoholismo, enfermedades, violencia, pero también son causantes de la separación de las parejas, tanta infidelidad, divorcios e infra sexualidad como pederastia, voyerismo, homosexualidad, prostitución. Esto es fomentado, alimentado en todos los ámbitos de la sociedad, en internet, cine, radio, televisión, revistas, redes sociales.
La lujuria y la ira son compadres, se confabulan, La conciencia tiene la misma relación con la sexualidad. Si el hombre pierde la energía sexual también pierde la conciencia y por tanto se desconecta con lo sagrado, con lo sublime y se va creando una sociedad fornicaria, lujuriosa, una sociedad sin energía. Sivananda cuando habla de energía dice: “la causa principal de la irritabilidad y la ira es una excesiva pérdida de semen”. Un hombre apasionado es más irascible que otros.
La sexualidad es uno de los problemas más grandes en la humanidad que nos desenergetizan, nos quitan, nos roban nuestra vitalidad, y por eso no existe la posibilidad de acordarnos, de recordar que hay otra forma, otra vía, la de la luz.
Jesús tiene un pensamiento hermoso en torno a esto: “Si deseas a una mujer en tu corazón, ya adulteraste”, ya caíste en el error, ya le has dado rienda suelta al ego del adulterio. El mal del hombre, el mal del mundo ha llegado tan alto, que ha tocado las puertas del cielo y el corazón inclusive se ha visto lastimado, contaminado. El corazón, siendo que es el centro de la emoción superior, tiene ahora rasgos de emoción inferior que pertenecen al plexo solar.
Cuando dos personas se unen, significa que van a juntar sus karmas físicamente, pero también esto se consolida energética y sexualmente. Por eso antiguamente no se podía pasar a la relación sexual si antes no había el ritual. El ritual era sagrado y además se reconocía la forma como a través de este medio se transmiten los fluidos sexuales que tienen que ver con el karma de esa persona en esta y en pasadas existencias.
El yo adulterio está en relación con la impureza. El pensamiento, el sentimiento hacia el Hijo, hacia el Padre, hacia la esposa, la pareja, debe ser un sentimiento, un pensamiento y una dedicación pura. Si no hay pureza, caemos en el adulterio. Esto no quiere decir que uno tenga que unirse sexualmente a otra mujer o a otro hombre según sea el caso, para cometer adulterio. Esto es una de las facetas del adulterio. Adulteramos en pensamiento, pero también en palabra y obra, adulteramos las enseñanzas sagradas, adulteramos inclusive los alimentos, cuanto más nuestra consciencia.
El yo del amor libre hoy tan de moda, es otra faceta de la lujuria, de la infra sexualidad. Significa tener relaciones con cualquier hombre o mujer. Hora, lugar, no importa. Esta liberalidad atrae enfermedades a nivel energético, (el karmasaya, que tiene que ver con los fluidos sexuales que se transmiten en una relación de pareja). El ego Casanova, el que colecciona mujeres para satisfacer sus apetitos sexuales… en fin, son múltiples facetas de este yo de la lujuria.

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