El recogimiento de los sentidos


Prócoro Hernández Oropeza
Otra de las 0cho etapas de la yoga, aparte de yamas, niyamas , pranayamas (control de la respiración), Asanas (posturas), Dharana (concentración), Dhyana (meditación) y Samadhi (iluminación), está el de Pratyahara (control de los sentidos), y es tan importante como los otros para lograr el samadhi o realización espiritual gozo divino o iluminación.
Pratyahara o control o recogimiento de los sentidos es sumamente importante para calmar la mente. Normalmente estamos apegados o conectados con el exterior a través de los cinco sentidos (oídos, ojos, tacto, gusto y olfato). Por ellos percibimos nuestro mundo exterior y pensamos que esa es la única realidad existente; lo es porque la podemos ver, sentir, tocar, oler, degustar. En verdad eso sólo es una ilusión o maya como le dicen en India.
Vamos por la calle y percibimos, a través de los sentidos todo lo que nos rodea y al hacerlo nos identificamos con cada aspecto, situación u objeto y de ahí viene la fascinación. Quedamos como encantados por todo lo que nos rodea. Vamos a un supermercado y los objetos, colores, formas y apariencias, sonidos, olores, llaman nuestra atención y nos olvidamos de quiénes somos en ese instante y cuando nos damos cuenta ya compramos más artículos de los que habíamos previsto. Eso es fascinación por los deseos que despiertan nuestros sentidos.
Patanjali describió el camino para el recogimiento de los sentidos, a través de la práctica de Pratyahara, el dominio supremo sobre los sentidos. Esto significa que cuando la conciencia se interioriza a través de la no identificación con los objetos externos, los sentidos hacen lo mismo y a esto se le denomina recogimiento de los sentidos.
Es un paso intermedio y necesario para lograr la concentración y posteriormente entrar a la meditación. Así que al bloquear las distracciones externas dirigimos la atención hacia nuestro interior. Entonces Pratyahara consiste en aislar los sentidos de los objetos exteriores y en permitir que sean dirigidos hacia el interior, donde residen las cualidades del universo. Cuando miramos hacia afuera la mente se involucra con los eventos cambiantes del mundo. Por lo general, los sentidos están al servicio de la experiencia y la mente se distrae por los fenómenos exteriores y toma su forma. El ser se identifica con la experiencia y busca la felicidad en el mundo exterior, en los objetos que la producen.
Con la práctica de Pratyahara la mente dirige y controla los sentidos. Estos dejan de asumir la forma de los objetos exteriores y permiten que la mente esté serena y enfocada. Con el recogimiento de los sentidos no hay distracción ni nueva actividad mental de juicio, deseo o rechazo, generada por los sentidos. Pratyahara dirige la mente hacia adentro, la cual ha sido purificada y armonizada a través de las prácticas anteriores: los principios éticos, las posturas y la respiración.

Por el uso de los sentidos creemos que la verdad es el mundo exterior cambiante, que causa dicha y tristeza por igual y éste lo aprehendemos a través de los sentidos. Dice Swami Sivananda “los sentidos siguen a la mente tal como las abejas siguen a la reina. Igual que las abejas vuelan si la abeja reina vuela, y se detienen si ella se detiene, los sentidos se restringen si la mente está restringida”. Cuando la mente está pura y aguda, hay control de los sentidos y el mundo exterior ya no nos determina.
Pratyahara es el primer paso para conectarnos con nuestra realidad última. Los objetos del mundo exterior pierden su carácter de realidad absoluta y se convierten en una proyección de la conciencia. Mientras los objetos exteriores dejan de atraernos, podemos dirigir la atención más específicamente, hacia el cuerpo en las asanas o posturas o luego hacia la respiración en pranayama.
Pratyahara es la etapa de transición hacia la denominada “disciplina perfecta” de los últimos pilares del yoga y va de la mano con el siguiente, la concentración. Cuando nos salimos de la esfera de percepción de los sentidos a través de la quietud en las asanas y el pranayama, serenamos la mente a través de una forma de vida ética y dirigimos la atención hacia el interior, estamos listos para un nivel de conciencia superior. Aquí es donde comienza el yoga. Yoga que significa unión, unión con nuestro Ser superior y buscaremos lo que no cambia, la esencia del ser.

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