No sé muchas cosas, es verdad


Prócoro Hernández Oropeza
Los poetas son hombres visionarios, ilustres y proféticos; dicen lo que otros no pueden decir, tejen con letras los dramas cotidianos o festejan con versos los misterios del hombre. Son humildes y sencillos y con esa humildad arrojan luz, abren portales de esperanza o siembran fe en los baldíos del corazón.
Uno de esos poetas, que ha calado hondo en mi vida es el poeta español, León Felipe, quien con este pequeño poema, titulado Sé todos los cuentos, retrata cómo ha sido la vida del hombre, cómo nos han ocultado los misterios de la verdad, precisamente con cuentos.
Sé todos los cuentos
Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen con cuentos,
que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos,
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,
que los huesos del hombre los entierran con cuentos,
y que el miedo del hombre...
ha inventado todos los cuentos.
Yo no sé muchas cosas, es verdad,
pero me han dormido con todos los cuentos...
y sé todos los cuentos.
Cuando afirma que la cuna del hombre la mecen con cuentos, sencillamente a través de ellos, los cuentos, han moldeado nuestra historia, nuestra imaginación, nuestra realidad, el destino. Qué fuerte el verso: el llanto del hombre lo taponan con cuentos. Cada nación, cada pueblo está poblado de mitos, leyendas, historias y a través de ellas se intenta forjar una identidad, una cultura y costumbres y valores que nos hacen creer que somos únicos, diferentes, o hasta mejores que los de otra cultura o nación.
Y de dónde han surgido esos cuentos, lo dice con énfasis el poeta español, del MIEDO. El miedo del hombre ha inventado todos los cuentos. Vivimos en un mundo, donde el miedo es el motor de nuestras angustias. Y cuando llega la muerte, alrededor de este acontecimiento del que nadie ha escapado hasta hoy, también es revestida con cuentos. Tantos cuentos se dicen acerca de los misterios de la muerte, del destino de los muertos, del más allá, del cielo y del infierno, del retorno o la nada.
Que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos. Que para ser felices hay que competir, sobresalir, ganar fama, dinero, honor. Buscar la felicidad afuera, como el conejo que corre tras la zanahoria y por más que corra nunca la puede alcanzar. Siempre incitándonos a buscar afuera, nunca dentro; afuera está el éxito, el poder, la fama, la gloria y cuando no la alcanzamos sufrimos y para redimirnos creamos más cuentos, los cuentos de nunca acabar.
Y para concluir, León Felipe remata con este verso: Yo no sé muchas cosas, es verdad, pero me han dormido con todos los cuentos... Retrata a la perfección cómo la sociedad nos ha adormecido, nos mantiene en la ilusión, en su ilusión. Por ello los grandes maestros sostienen que vivimos dormidos, actuamos como robots, bajo la manipulación de las creencias, patrones y valores de una sociedad gobernada por los egos, los yoes.
En otro poema denominado Vencidos, dedicado a Don Quijote, un Quijote derrotado, el poeta expresa esa angustia de vivir bajo esta ilusoria realidad.
¡Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura,
en horas de desaliento así te miro pasar!
¡Y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura
y llévame a tu lugar;
hazme un sitio en tu montura,
caballero derrotado, hazme un sitio en tu montura
que yo también voy cargado
de amargura
y no puedo batallar!

Ponme a la grupa contigo,
caballero del honor,
ponme a la grupa contigo,
y llévame a ser contigo
pastor.

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar...





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