El servicio al guru


Prócoro Hernández Oropeza
En el camino spiritual se hace necesario encontrar a un maestro o guru, o al linaje de maestros. Cuando se hallan entonces se debe servir a ellos con humildad y servicio. Afirma Sivanada que un discípulo es aquel que sigue las instrucciones del Guru a la letra y con espíritu, que se arropa de las enseñanzas del Guru hasta el final de su vida.
Y continúa… “Si quieres beber agua del grifo, tendrás que doblarte a ti mismo. Aún así, si quieres beber el néctar de la inmortalidad espiritual que fluye de los santos labios del Guru, usted tiene que ser una encarnación de la humildad y la mansedumbre”.
Pero ¿quién está capacitado para acercarse al guru? Para acercarse a un Guru el discípulo debe ser un buen Adhikari (personal cualificado). Debe poseer la correcta comprensión, no-apego a los objetos mundanos, la serenidad de la mente, control de los sentidos, la ausencia de pasiones, la fe en el Guru, y la devoción a Dios, estos son los requisitos necesarios para que el aspirante se mantenga cerca del Guru.
En los tiempos modernos, el discípulo ha modificado mucho sus comportamientos. Estima Sivananda que el camino espiritual no es como escribir una tesis para la Maestría en Artes. Es toda una línea diferente. La ayuda de un profesor es necesaria en cada momento. Pero muchos Jóvenes aspirantes se creen autosuficientes, arrogantes y seguros de sí mismos. Ellos no se preocupan de ponerse a las órdenes de un Guru. Ellos no desean tener un Guru. Ellos quieren la independencia desde el principio. Piensan que ya están en el Turiya avasthā (el estado de superconciencia) cuando no saben siquiera el ABC de la espiritualidad o la verdad. Esto es un error lamentable; pierden su fe en la eficacia de la práctica espiritual y en la existencia de Dios. Prueban una filosofía y otra; andan como los gallos picoteando de aquí para allá.
En cambio un verdadero discípulo se ocupa sólo de la naturaleza divina del Guru. La acción del Guru como hombre no es la preocupación del discípulo. Él es totalmente inconsciente de ello. Para él, el Guru es su maestro incluso si actúa poco convencional. Recuerda siempre que la naturaleza de un santo es insondable. No le juzga. No mide su naturaleza divina con el criterio inadecuado de su ignorancia.
El verdadero discipulado abre la visión. Se enciende el fuego espiritual. Despierta las facultades latentes. En la jornada, a lo largo del camino espiritual el Guru y el discípulo se convierten en uno. El maestro bendice, guía e inspira al discípulo. Le transmite su poder espiritual, le transforma y espiritualiza.
El Guru impartirá instrucciones espirituales sólo al aspirante que tiene sed de liberación, que debidamente obedece los mandatos divinos, que ha subyugado sus pasiones y sentidos, tiene una mente tranquila, y posee cualidades virtuosas como la misericordia, el amor cósmico, paciencia, la humildad, la tolerancia. Su guru no necesariamente debe ser una persona física, lo puede encontrar interiormente.
Los aspirantes deben enfocar primordialmente toda su atención en el comienzo hacia la eliminación del egoísmo; en un segundo plano a través del servicio prolongado a su guía interior o Gurú. Sirve a su maestro con humildad, de buen grado, sin cuestionamientos, modestamente, sin regateos, sin descanso y con amor. Cuánto más energía gaste en el servicio a su Guru, más la energía divina fluirá en él.
Sivanada sostiene que quien sirve al Guru sirve a todo el mundo. Servir el Guru sin fines egoístas. El servicio debe ser hecho a su maestro sin esperar nombre, fama, poder, riqueza, etc. La obediencia al Guru es mejor que la reverencia. La obediencia es una virtud preciosa, porque si se intenta desarrollar la virtud de la obediencia, el ego, el archi-enemigo en el camino de la autorrealización, baja y luego es eliminado, arrancado de su psique. La verdadera obediencia al Guru es sin juicio ni preguntas. Un discípulo hipócrita obedece a su Guru a través del miedo. El verdadero discípulo obedece a su Guru con puro amor, por amor. Aprende a obedecer. Sólo entonces se puede ordenar. Aprende a ser un discípulo. Sólo entonces puedes convertirse en un gurú.
Abandona la idea ilusoria de que someterse al preceptor, a obedecerle, y para llevar a cabo sus instrucciones es la mentalidad servil. El hombre ignorante piensa que está por debajo de su dignidad y contra su libertad someterse a la orden de otro hombre. Esto es un error grave. Si se reflexiona detenidamente, verá que su libertad individual es, en realidad, una esclavitud absoluta y miserable a su propio ego. Son los caprichos de la mente sensual. El que logra la victoria sobre la mente y el ego es el hombre verdaderamente libre. Él es el héroe. Se ogra esta victoria cuando el hombre se somete a la más alta personalidad espiritualizada del Guru.


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