El maestro y el discípulo
Prócoro Hernández Oropeza
¿Qué es un maestro? El maestro es sólo el mensajero de las enseñanzas y cuando a él llega un estudiante adquiere una relación desde ese momento y hasta el infinito y más allá. Se estima que nadie se convierte en estudiante de una persona sin la directa voluntad de Dios. Nada pasa sin un maestro y una persona que no tiene un maestro no tiene una vida y su maestro será el señor tiempo.
Cuando el estudiante encuentra su maestro debe apegarse a ciertas leyes: obedecer servir y elevarse; esa es una ley del infinito para el infinito y todas las virtudes están en aquellos que la obedecen. Un maestro antiguo de la India, Guru Nanak, decía: “Aquellos que obedecen, su gracia no puede ser ni siquiera escrita. Si alguien lo intenta, fallará.” Los maestros de antaño eran muy duros, su dureza era para disciplinar al estudiante en la obediencia. La obediencia para los orientales posee otra connotación, muy distinta a la occidental. Mientras que para los occidentales, la obediencia es un tipo de de esclavitud, un tipo e fastidio, como algo fuera de sus planes diarios, para los orientales obedecer lo imposible es la prueba para la sabiduría y la resistencia, valor, virtud, logro, una oportunidad hacia la gracia.
En el norte de la India vivió un gran sabio y maestro llamado Sant Hazara Singh, era muy estricto como todos los maestros de esa época. Ponía pruebas duras a sus discípulos y sólo los más aptos y resistentes podían concluir sus estudios; de 250 alumnos que le buscaban sólo terminaban 15, mismos que se convertirían en futuros maestros.
Cuenta un discípulo que un día estaba caminando hacia el pueblo con el maestro. Casi nunca podía ir al pueblo ¡y estaba emocionado! Se vistió con pantalones occidentales y una camisa para la ocasión; se había vestido con mucho estilo. Cuando estaban cerca del pueblo, el maestro señaló hacia un árbol y le dijo que lo trepara, lo cual hizo. Le dijo, “Siéntate en esa rama hasta que regrese y no bajes por ninguna razón.”
Lo dejó colgado en el árbol, con sus ropas occidentales por tres días. Ni siquiera sabía cómo orinar, defecar, comer o dormir o qué hacer. Por tres días se sentó ahí, sin saber lo que había ocurrido, o qué iba a ocurrir. De alguna manera sobrevivió, y para su gran alivio vio la figura familiar caminando por el sendero. Se bajó del árbol y el maestro sólo le dijo, “¡Oh, eres tú! Vamos. Apresurémonos. Estás caminando muy despacio.” El discípulo pensó, “¡Sí claro, tú siéntate ahí por tres días y veamos cómo te sientes!”, pero jamás le reclamó.
A los dieciséis años, después de pasar por varias pruebas, este discípulo fue llamado por su gurú y le dijo que ya era maestro. Luego entendió que su maestro sacó de él no al hombre, no al hombre de Dios, no al gran hombre, sino al verdadero ser humano. Y reconoció: “No hay nada en el mundo con lo cual pueda pagarle en tributos, en cumplidos y en gracias. Él hizo el trabajo más maravilloso. Yo solía decir que yo era una nuez, pero él apretó todas mis nueces tan bien, que me convertí en el mejor. Es por eso que hoy digo que la calamidad es mi desayuno, la tragedia es mi almuerzo y la traición es mi cena. Si puedes comer todas esas cosas y digerirlas, eres la mejor persona. Eso fue lo que me dio mi maestro.”
El maestro Sri Sivananda cuenta acerca de las pruebas a los alumnos lo siguiente: “El Sadguru comunica el conocimiento secreto de los Upanishads a sus discípulos de confianza solamente después de súplicas repetidas y severas pruebas. A veces, el Guru puede incluso tentar a su discípulo, pero éste debe superar la tentación por la firma de la fe en el Guru.
En los días de antaño las pruebas fueron muy graves. Una vez Gorakhnath pidió a algunos de sus estudiantes a subir un árbol alto y se lanzaran de cabeza hacia abajo donde se encontraba un muy afilado tridente o trisula. Muchos estudiantes infieles quedaron callados. Pero un estudiante fiel de inmediato subió al árbol con la velocidad del rayo y se lanzó hacia abajo. Fue protegido por la mano invisible del Gorakhnath. Este tuvo inmediata autorrealización.
El Guru prueba los estudiantes de varias maneras. Algunos estudiantes lo entienden mal y pierden su fe en él. Por lo tanto no se benefician.”
¿Qué es un maestro? El maestro es sólo el mensajero de las enseñanzas y cuando a él llega un estudiante adquiere una relación desde ese momento y hasta el infinito y más allá. Se estima que nadie se convierte en estudiante de una persona sin la directa voluntad de Dios. Nada pasa sin un maestro y una persona que no tiene un maestro no tiene una vida y su maestro será el señor tiempo.
Cuando el estudiante encuentra su maestro debe apegarse a ciertas leyes: obedecer servir y elevarse; esa es una ley del infinito para el infinito y todas las virtudes están en aquellos que la obedecen. Un maestro antiguo de la India, Guru Nanak, decía: “Aquellos que obedecen, su gracia no puede ser ni siquiera escrita. Si alguien lo intenta, fallará.” Los maestros de antaño eran muy duros, su dureza era para disciplinar al estudiante en la obediencia. La obediencia para los orientales posee otra connotación, muy distinta a la occidental. Mientras que para los occidentales, la obediencia es un tipo de de esclavitud, un tipo e fastidio, como algo fuera de sus planes diarios, para los orientales obedecer lo imposible es la prueba para la sabiduría y la resistencia, valor, virtud, logro, una oportunidad hacia la gracia.
En el norte de la India vivió un gran sabio y maestro llamado Sant Hazara Singh, era muy estricto como todos los maestros de esa época. Ponía pruebas duras a sus discípulos y sólo los más aptos y resistentes podían concluir sus estudios; de 250 alumnos que le buscaban sólo terminaban 15, mismos que se convertirían en futuros maestros.
Cuenta un discípulo que un día estaba caminando hacia el pueblo con el maestro. Casi nunca podía ir al pueblo ¡y estaba emocionado! Se vistió con pantalones occidentales y una camisa para la ocasión; se había vestido con mucho estilo. Cuando estaban cerca del pueblo, el maestro señaló hacia un árbol y le dijo que lo trepara, lo cual hizo. Le dijo, “Siéntate en esa rama hasta que regrese y no bajes por ninguna razón.”
Lo dejó colgado en el árbol, con sus ropas occidentales por tres días. Ni siquiera sabía cómo orinar, defecar, comer o dormir o qué hacer. Por tres días se sentó ahí, sin saber lo que había ocurrido, o qué iba a ocurrir. De alguna manera sobrevivió, y para su gran alivio vio la figura familiar caminando por el sendero. Se bajó del árbol y el maestro sólo le dijo, “¡Oh, eres tú! Vamos. Apresurémonos. Estás caminando muy despacio.” El discípulo pensó, “¡Sí claro, tú siéntate ahí por tres días y veamos cómo te sientes!”, pero jamás le reclamó.
A los dieciséis años, después de pasar por varias pruebas, este discípulo fue llamado por su gurú y le dijo que ya era maestro. Luego entendió que su maestro sacó de él no al hombre, no al hombre de Dios, no al gran hombre, sino al verdadero ser humano. Y reconoció: “No hay nada en el mundo con lo cual pueda pagarle en tributos, en cumplidos y en gracias. Él hizo el trabajo más maravilloso. Yo solía decir que yo era una nuez, pero él apretó todas mis nueces tan bien, que me convertí en el mejor. Es por eso que hoy digo que la calamidad es mi desayuno, la tragedia es mi almuerzo y la traición es mi cena. Si puedes comer todas esas cosas y digerirlas, eres la mejor persona. Eso fue lo que me dio mi maestro.”
El maestro Sri Sivananda cuenta acerca de las pruebas a los alumnos lo siguiente: “El Sadguru comunica el conocimiento secreto de los Upanishads a sus discípulos de confianza solamente después de súplicas repetidas y severas pruebas. A veces, el Guru puede incluso tentar a su discípulo, pero éste debe superar la tentación por la firma de la fe en el Guru.
En los días de antaño las pruebas fueron muy graves. Una vez Gorakhnath pidió a algunos de sus estudiantes a subir un árbol alto y se lanzaran de cabeza hacia abajo donde se encontraba un muy afilado tridente o trisula. Muchos estudiantes infieles quedaron callados. Pero un estudiante fiel de inmediato subió al árbol con la velocidad del rayo y se lanzó hacia abajo. Fue protegido por la mano invisible del Gorakhnath. Este tuvo inmediata autorrealización.
El Guru prueba los estudiantes de varias maneras. Algunos estudiantes lo entienden mal y pierden su fe en él. Por lo tanto no se benefician.”
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