El yoga del espíritu


Prócoro Hernández Oropeza
El surgimiento del yoga es tan antiguo que se remonta a miles de años en la India y ahora su práctica se extiende por todo el mundo. Es una práctica no sólo física, es también mental y espiritual. su práctica y enseñanza se han diversificado y se han creado diferentes tipos de yoga, unos centrados en el cuerpo, otros en cuerpo y mente, otros en cuerpo, alma y espíritu, que debe ser su verdadera naturaleza.
No se puede entender al yoga sólo como una práctica física, es sobre todo una conexión hacia Dios, a nuestro Dios interno. Yoga significa eso: unidad de nuestra parte limitada, con nuestra infinitud, nuestra esencia divina. Se comprende, desde esta perspectiva, que el cuerpo es un templo divino donde se aloja nuestro Dios interno, luego entonces ese templo debe ser respetado, mantenerse limpio y en armonía. No somos el cuerpo, tampoco esa mente limitada, somos algo más grandioso y es la meta Ser uno con Dios.
Estas reflexiones viene propósito de que la Naciones Unidas, reconociendo el aporte de la ciencia yóguica a la humanidad, han proclamado el 21 de junio como Día Internacional de la Yoga. Este pronunciamiento se dio el 11 de diciembre de 2014 y cuyo objetivo es concientizar a la población de los beneficios de su práctica. La ONU reconoce que el yoga crea un equilibrio entre el cuerpo y el alma, la salud física y el bienestar mental, promueve la armonía entre las personas y entre ellas y el mundo natural.
Sri Swami Sivanada decía que yoga es una ciencia exacta. Es un sistema práctico y perfecto de cultivo interior. Es la disciplina de la mente, los sentidos y el cuerpo físico. Ayuda al estudiante a lograr una perfecta concentración mental, perfección ética, excelencia moral y calma espiritual. Es la llave maestra para abrir las puertas de los reinos de la Paz y la Felicidad, el Misterio y el Milagro.
Para Sivananda el yoga no consiste solamente en sentarse con piernas cruzadas durante seis horas y detener los latidos cardíacos, o enterrarse por una semana o un mes; esas son todas proezas físicas. El verdadero Yoga es la obtención del conocimiento divino y supremo mediante la comunión consciente con Dios. Para este maestro realizado la palabra Yoga proviene de la raíz sánscrita “Yuj” que significa “unir”. Es la ciencia que nos enseña el método de unir al alma individual con el Alma Suprema, de sumergir la voluntad individual en la Voluntad Cósmica.
Ese es el principal motivo, no hacer acrobacia, pantomima, contorsiones físicas indescriptibles o sorprendentes, esas son sólo proezas físicas, sino un profundo trabajo interior para eliminar aquello que no es divino en nosotros. Ese trabajo que nos entona con el canto de Dios, con la armonía de la naturaleza, con el ritmo del universo, para adquirir el temple de un guerrero que sólo desea amar a Dios por sobre todas las cosas. Un guerrero o guerrera que busca esa llave maestra para abrir las puertas de las que habla Sivananda: las puertas del amor y la compasión, la devoción permanente a nuestro amado Ser.
El yoga del espíritu que nos devela el mapa para retornar a casa, no para perdernos en las ilusiones del ego místico o ego yóguico. Una práctica constante de meditación y devoción, de auto observación y de reconciliación para trascender el velo de la ignorancia, la ilusión en que nos mantiene el mundo material y sus placeres sensuales. A través de la meditación, la repetición de oraciones o mantras, la perfección ética y excelencia moral se puede construir un mundo más armónico y divinal. Y Sivananda lo reitera de esta manera: “El Yoga es el alejamiento de los sentidos del universo objetivo y la concentración de la mente en el interior. El Yoga es vida eterna en el alma o el espíritu. El Yoga tiene como objetivo el controlar la mente y sus modificaciones. El sendero del Yoga es una trayectoria interior cuya entrada es el corazón.”

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