Pureza y servicio



Prócoro Hernández Oropeza


Una de las observancias o Niyama, de las cinco que el sabio Hindú Patanjali nos legó es Saucha (Pureza), las otras son: Shantosha (Contento), Adhaya (estudio de las escrituras) e Ishvara Pranidana (entrega a Dios). Sausha es limpieza o pureza, no sólo del cuerpo, sino también de la mente. Y aunque el cuerpo y la mente son independientes, la purificación del cuerpo es un medio para controlar la mente. En realidad existe una gran interdependencia entre cuerpo y mente. No somos el cuerpo, no somos la mente, somos una esencia divina, un espíritu y el cuerpo y la mente deberían ser los vehículos para que se expresara nuestra divinidad.
La limpieza externa en el nivel denso incluye el baño diario, rompa limpia y una casa aseada. En el nivel sutil es pureza de acción o servicio desinteresado, significa abandonar cualidades y pensamientos negativos. Recordemos, no sólo poseemos un cuerpo, el físico, también existen otros seis cuerpos: además del físico, el vital, astral, mental, causal, del alma y del Ser. Si nuestros pensamientos, sentimientos y acciones son negativos, esos se van a reflejar en esos cuerpos sutiles.
Esas energías densas dejan huellas en el aura, en el astral y en los demás cuerpos.
Los yoguis afirman que cuando una persona perfecciona el cuidado de su limpieza, se torna menos apegada a su cuerpo y pierden el deseo de contacto físico con otros. Al perfeccionarse la pureza se consigue el control de los sentidos y la persona se torna alegre, capaz de concentrarse y además competente para la realización de su Ser.
Santosha significa que nuestros pensamientos y sentimientos están impregnados o permeados por las virtudes, por el amor, por Dios. De ahí que esos sabios antiguos nos refieran constantemente esa premisa: “El propósito de la vida es alcanzar la paz interior. Nadie puede darnos paz, no podemos comprarla o tomarla prestada, tenemos que cultivarla practicando las virtudes, o lo que Pantajali denominaba Yama (restricciones) y Niyama (observancias). En el libro sagrado La Biblia, se estipulan los diez mandamientos, los preceptos para lograr esa armonía y comunión con nuestros semejantes y con Dios.
Pureza de pensamiento, palabra y obra implica un gran esfuerzo, un esfuerzo de guerrero y guerrera. Un trabajo de todos los días para expresar sentimientos y pensamientos de amor, compasión, sabiduría. No es fácil, se requiere auto observación constante, eliminando aquellos que provienen del odio, rencor, tristeza, miedo, envidia, lujuria, pereza, gula, avaricia. Y así como damos un baño diario a nuestro cuerpo también lo deberíamos hacer con la mente y las emociones. No permitir la entrada de ningún pensamiento tóxico, ninguna emoción negativa. Si llegan pensamientos o emociones de esa naturaleza no identificarnos con ellas y llevarlas al templo del agua y del fuego, entregarlas a nuestra madre divina interna para que las convierta en polvareda cósmica.
El control de los sentidos es vital. Por medio de ellos nos identificamos con todo lo que nos rodea y caemos en el deseo de poseerlos, sean cosas, personas, dinero, fama, riqueza. Recordar que nadie puede tener todo. Sólo podemos estar contentos con lo que tenemos y obtenemos. Si tratamos de conseguir todo es como un venado que corre tras un espejismo y luego muere de sed. Saucha es abandonar cualidades y pensamientos negativos. Es hablar con el corazón, expresar y respirar a Dios y verlo en todo lo que nos rodea, en cada ser humano, en los árboles, en el mar, viento y amar y amar como Dios ama. Servicio desinteresado es convertirnos en un instrumento divino, haciendo nuestro trabajo entregándolo a Dios y como decía Krishna sin apegarte al fruto de tus acciones. Piensa que Dios te toma como su instrumento para servirle y servir a los demás.

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