Amada Madre tierra
Prócoro Hernández Oropeza
Hace unos días se festejó el Día Internacional de la Madre Tierra y cuya finalidad es crear conciencia acerca de la importancia que posee para los humanos este bendito planeta, nuestra amada gaia, la pachamama, nuestro hogar en esta vida. La tierra es la que nos provee, no sólo de un lugar donde habitar, sino también el sustento material y los recursos para nuestro desarrollo. Este reconocimiento como nuestra madre, no es nueva, en todas las culturas antiguas se le festejaba y se le rendían cultos y tributos. La madre tierra es un ser vivo, como todo lo que habita y se mueve sobre su faz, inclusive hasta una piedra que parece inerte, posee vida e inteligencia.
A diferencia de esas ancestrales culturas, las modernas hemos perdido esa sensibilidad y el respeto a ella. La sobrepoblación, la contaminación del medio ambiente y el uso y despilfarro de los recursos naturales le están generando muchos dolores de cabeza; acabando con sus bosques, contaminando mares, lagos, ríos; exterminando especies animales y e mismo hombre continúa matando a su propio hermano, como en aquellos días de Caín y Abel.
Somos despiadados, irracionales y cada día golpeamos el corazón de esta bendita tierra. No escuchamos sus lamentos, su llanto, sus reclamos. Seguimos dormidos y ensimismados en nuestros deseos de poder, riqueza, fama, dinero. Sólo nos interesa satisfacer esos deseos materialistas sin preocuparnos por el daño que le hacemos o por el futuro. Ya otras sociedades muy elevadas pagaron caro su desprecio. Los libros sagrados nos han hablado de cómo se destruyeron por esa soberbia, primero fue la Lemuria, luego la Atlántida. Dos continentes que fueron arrasados por terremotos y agua y de los cuales sólo nos quedan viejos mitos y reminiscencias.
En las mitologías y en profecías se habla de un posible nuevo apocalipsis. Muchos anunciaban que la fecha fatídica se cumpliría en el año 2012. Por fortuna nada sucedió, pero ello no implica que estemos a salvo, más aún cuando ese afán despilfarrador y lapidario sobre los recursos naturales no se detiene. Grandes intereses monopólicos gobiernan los destinos del mundo, los magos negros manejan los hilos de la economía, la salud, la política, los recursos naturales, la ciencia. Es precisamente en el campo de la ciencia donde se han desarrollado inventos para sustituir el combustible por energías alternativas que no contaminan, pero esos intereses no los permiten; en el campo de la alimentación existe la tecnología para producir alimentos sanos, abundantes y suficientes para acabar el hambre en el mundo. En vez de ello se usa para adulterar las semillas, los alimentos transgénicos, que producen nuevas enfermedades.
Los maestros estiman que ese apocalipsis llegará algún día si continuamos despilfarrando los recursos naturales y agrediendo a la madre tierra, sólo se ha aplazado. Nuestra madre clama ayuda y las mujeres jugarán un gran papel en este aspecto, generando una nueva energía de amor para sanarla. Ellas poseen la energía y la fuerza para hacerlo. De hecho, en el campo espiritual son las que más participan y se interesan en despertar su conciencia. La mujer, nuestra otra gran madre, es lo femenino, es el reflejo del amor y las virtudes. Recuerden, no sólo tenemos una madre; poseemos cuatro madres. La madre cósmica, la Madre Tierra, la Madre física que nos parió y nuestra propia madre interna, que es la expresión del amor y las virtudes en cada ser humano. Y si estamos peleados con alguna de estas manifestaciones del eterno femenino, no podremos conectarnos con esa fuente de amor que vive en nosotros, nuestra madre divina interna.
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