La primavera y nuestra desconexión



Prócoro z Hernández Oropeza

En esta ciudad del pacífico, lo mismo que en otras del estado, como Guadalajara, crece un árbol que se denomina Primavera, su nombre científico es Tabebuia donnell-smithii Rose. Cuando florece es una explosión de amarillo, blanco o violeta. Los más comunes en Puerto Vallarta son los de flores amarillas y por lo regular florece en marzo, justo con la llegada de la primavera. Pero este año sus flores se abrieron en febrero, algo inusual. Pese que antes del crecimiento urbano de la ciudad, este árbol era muy común, aún quedan varios en distintas partes de la ciudad y cuando afloran la engalanan con esa belleza solar.
Y justo cuando acabaron de florecer, llegó una corriente de frío muy intensa, de tal suerte que varios estados del país, incluyendo las montañas que rodean a esta ciudad se cubrieron de blanco, en algunas con nieve y en otras con aguanieve. El frío fue intenso como no se había sentido en este paraíso tropical. Es posible que estos árboles presintieran la llegada de esta onda polar y decidieran florecer antes de tiempo, pues hacen honor a su nombre, el árbol de la primavera.
Los cambios climáticos indudablemente están afectando nuestro ecosistema, de tal suerte que ahora, a escasos días de la llegada de la primavera, se perciba frío en la noche y calor en mediodía. El oleaje en la bahía ha estado muy inquieto, tormentoso, iracundo. Los científicos, tal vez para no alarmar a la gente ha buscado interpretar estos fenómenos y ha acuñado términos que antes ni siquiera pasaban por nuestra mente. Primero hablaron de la Corriente del Niño, luego la Corriente de la Niña. De acuerdo a los conocedores este ciclo global tiene dos extremos: una fase cálida conocida como El Niño y una fase fría, precisamente conocida como La Niña. Cuando existe un régimen de vientos alisios fuertes desde el oeste, las temperaturas ecuatoriales se enfrían y comienza la fase fría o La Niña. Cuando la intensidad de los alisios disminuye, las temperaturas superficiales del mar aumentan y comienza la fase cálida, El Niño. Luego se habló de la Corriente de Chorro o del Mar de Fondo, lo más seguro que en adelante aparezcan nuevos términos para tratar de explicar los cambios de nuestra Madre Tierra, cambios provocados por nuestros apetitos de riqueza, poder, avaricia.
El mar es un ser vivo y hay que tenerle respeto. Recuerdo una ocasión que estaba nadando en la playa de Chacala, Nayarit, le dije al mar lo que sentía por él, el respeto y a la vez miedo por su energía, su inmensidad, su fuerza. Luego le pedí que me dijera cuáles eran sus temores, mi cuerpo empezó a vibrar, sentí su energía y de pronto algo saltó cerca de mí y salí de ese trance. Al día siguiente me levanté temprano y fui al mar. Antes de meterme al agua le pedí permiso y cuando estaba nadando, percibí una voz que me decía: por favor sal ahora, estoy un poco alebrestado y te puedo lastimar. Di las gracias y me retiré. En efecto, esa noche fue luna llena y las olas estaban un poco violentas. Esa conexión con los árboles, con la tierra, la madre tierra, el agua, sol, viento, la hemos perdido. Los sabios antiguos tenían mucho respeto por estos cuatro elementales: tierra, agua, fuego, viento y podían comunicarse con ellos e incluso auxiliarse de ellos. Hoy los usamos en forma irracional e inconsciente.
Mientras tanto, la primavera ha retornado, el calor ha vuelto también, empezamos a vivir otro nuevo ciclo y deseamos que sea el inicio de cambios significativos en nuestra vida y mayor conexión con lo que nos rodea. Para concluir va este bello poema de Octavio Paz.

Primavera a la vista
Octavio Paz

Pulida claridad de piedra diáfana,
lisa frente de estatua sin memoria:
cielo de invierno, espacio reflejado
en otro más profundo y más vacío.

El mar respira apenas, brilla apenas.
Se ha parado la luz entre los árboles,
ejército dormido. Los despierta
el viento con banderas de follajes.

Nace del mar, asalta la colina,
oleaje sin cuerpo que revienta
contra los eucaliptos amarillos
y se derrama en ecos por el llano.

El día abre los ojos y penetra
en una primavera anticipada.
Todo lo que mis manos tocan, vuela.
Está lleno de pájaros el mundo.

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