Que la navidad reine en los corazones
Prócoro Hernández Oropeza
La navidad es una fecha especial por muchas razones. Una y muy importante en el mundo occidental, es el nacimiento de Jesús, un gran Avatara de la era de Piscis y ahora un Cristo Cósmico. Otras razones no menos importantes es una especie de reencuentro de las familias mediante el intercambio de buenos deseos, amor, paz, regalos, abrazos y viandas navideñas.
Navidad proviene del latín nativitas que significa nacimiento y hace referencia también al nacimiento de un nuevo día, del triunfo de la luz contra la oscuridad. Como se sabe, el sol cada año realiza un viaje que comienza desde el 25 de Diciembre en adelante, y luego regresa hacia el Polo Sur, hacia la zona donde está la Antártida. El 25 de diciembre terminan las largas y oscuras noches y el día se agranda. Por ello las antiguas culturas, en diferentes regiones del planeta adoraban al Dios sol, pero este dios físico sólo es un símbolo espiritual, del Cristo Sol, afirma Samael Aun Weor. Sostiene que cuando los antiguos adoraban al Sol y le rendían culto, no se referían propiamente al Sol físico, en realidad le rendían culto al Sol Espiritual, al SOL DE LA MEDIA-NOCHE, al CRISTO-SOL. Es el Cristo-Sol quien que debe guiar en los Mundos Superiores de Consciencia Cósmica.
En el desarrollo espiritual el sol con su diario caminar señala el camino que el hombre debe recorrer: nacer, servir y morir. Todos los días cuando se hunde en el mar o se oculta en el horizonte es un señal de la muerte mística, por la mañana nace nuevamente y durante el día sirve al planeta y a todo lo que se encuentran en su campo de acción y con ello la vida de todo lo existente puede seguir su curso, lo mismo los minerales, las plantas, animales y hombres.
El movimiento del sol, como el nacimiento de Jesús indican a la humanidad el mapa que se debe recorrer: nacer, morir y servir. En las sagradas escrituras se habla claramente de que en BELEM nació Jesús dentro de un pesebre, acompañado de un burro y una vaca. Ese establo también está dentro de cada uno, aquí y ahora. Precisamente en ese establo interior moran los animales del deseo, todos esos yoes pasionarios que habitan en la psiquis.
El Establo o Pesebre donde el Niño Dios Nace es la morada Divina del alma, el Templo eterno invadido ahora por los animales del deseo. Dentro del Reino del alma existen los Elementarios animales del deseo. Estos se nutren con las substancias inferiores de los bajos fondos animales del hombre.
Allí viven y se multiplican, todos estos Elementarios animales constituyen eso que se llama ego. El YO se halla constituido por Elementarios animales; Los animales del establo donde el Niño Dios nace para salvar al hombre. Cada Elementario animal representa un determinado defecto; cuando se aniquila un defecto, muere su Elementario correspondiente.
La navidad la debe vivir el hombre y la mujer en su interior para que nazca su Cristo interior, su niño dios. Así como Jesús de Nazaret como hombre (o mejor dicho, Jeshua Ben Pandirá como hombre) encarnó al Cristo, la humanidad también debe recibir tal Iniciación para que nazca su Cristo interior. Para que se exprese ese Cristo deben morir esos yoes, todos los animales pasionales que gobiernan la mente humana. La pasión de Jesús en la cruz es también otra referencia de este proceso de renacimiento. Morir en la cruz es eliminar a esos yoes todos los días. Es por ello necesario celebrar esta navidad interna, no sólo con regalos o buenos deseos, sino con amor y sobre todo reflexión interior.
Que la Navidad reine en todos los corazones y que cada respiro se convierta en un recuerdo de Dios y cada mirada en una ventana al amor. Soñar que este mundo sólo es una ilusión, una ilusión que se ha formado por nuestra ignorancia y que ya es tiempo de construir el paraíso en esta tierra, a pesar de los incrédulos, de la ignorancia, de los desafíos o de la desesperanza.
Comentarios