Los tambores suenan

Prócoro Hernández Oropeza
Está lloviendo en estas tierras del pacífico fuera de tiempo. Un huracán, Sandra, se ha formado justo a poco de iniciar diciembre. Se siente, se ha sentido una onda cálida, propia de los meses de septiembre a octubre, con humedad y calor. Hace un año, a estas alturas ya se sentía un poco de frío por las noches, hoy sólo en pequeños lapsos. ¿Será acaso producto del calentamiento global, de los cambios climáticos...?
Lo cierto es que el ambiente, el clima político y militar en el mundo está caliente, agitado también; hay tormentas en Medio Oriente, convulsiones que nos ponen en agitación. La gente se pregunta si es el preámbulo de una tercera guerra mundial. Algunos analistas sostienen que aún no llega el momento, pero sólo falta una chispa para que se encienda la hoguera.
El presidente Vladimir Putin ha regañado al presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Poco a poco se han ido aclarando los tejes y manejes de quienes han provocado estos conflictos en Siria, de quienes han apoyado y creado esos conflictos militares, revueltas y grupos extremistas. Grupos armados con armamento proveniente de occidente. Lo más grave, Putin ha denunciado que la política imperialista de Estados Unidos ya no funciona, al contrario ha generado más caos y conflictos en los países donde ha intervenido militarmente.Rusia tampoco quiere quedar al margen del poder geopolítico
El gobierno norteamericano tendrá la humildad de reconocer y caminar hacia una nueva era de entendimiento entre las naciones por la vía de la paz y la negociación. ?que pasará con las otras naciones que han decidido participar en esta nueva confrontación? Habrá fuertes confrontaciones políticas y se espera que no lleguen a las militares, porque entonces sí, sería el inicio de una nueva confrontación mundial.
La ira es una de las legiones oscuras que mantienen al mundo en estas tensiones. A ella se le une la del orgullo, la soberbia. Son compadres y caminan de la mano. Si alguien se siente herido, humillado, como es posible se sienta Obama, luego de los señalamientos de Putin, entonces aparece la ira, el ego de la ira que obliga a responder con fuerza, descalificación, amenazas y finalmente a la confrontación. El orgullo, es un fuerte demonio que se siente amenazado o débil o injuriado cuando alguien le critica, lo juzga o descalifica. Y el problema es que ese orgullo, que es personal se puede trasladar al ámbito colectivo y cualquier agresión o supuesta agresión personal, se torna nacional; el orgullo nacional.
Por la ira el hombre miente, critica, descalifica, agrede, hiere y mata. Existen diversos gradientes de la ira; empieza con desconfianza, recelo, resquemor, enojo, ira y sube de tono hasta llegar al odio, todo esto alimentado por otro demonio siniestro que es el miedo.
Es mediante el miedo como los gobernantes, los líderes o gobiernos trasladan sus enconos a su pueblo y le meten la idea de que los enemigos están poniendo en peligro su patria, su seguridad, su paz, sus propiedades, sus creencias. El miedo es un mecanismo muy socorrido para fomentar la fobia, ira y enganchar a la gente para apoyar las acciones o políticas de quienes lo impulsan. Están sonando los tambores de guerra, lo importante aquí no es caer en ese miedo, no identificarse con esos teatros que los gobiernos o líderes promueven. En el fondo son las industrias del petróleo y la militar y los intereses expansionistas de las potencias las que manejan los hilos de la guerra.

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