Las hermosas montañas


Prócoro Hernández Oropeza
Debido a sus características, su altura, su magnitud y su presencia, las montañas poseen un alto simbolismo. En ellas se encierran muchos misterios, tesoros y mitos y por lo mismo, en muchas culturas antiguas son consideradas sagradas. Pero su tesoro más sagrado es que en ellas se asientan miles de árboles de diversas especies y por lo mismo son muy importantes para los humanos debido a que son grandes proveedores de oxígeno; son pulmones importantes de la tierra, además de otros recursos naturales..
Aunque no se distingue claramente la diferencia entre un cerro y una montaña, sobre todo cuando se trata de una cadena montañosa, se suele denominar montaña a todo el conjunto de montículos que la componen. De acuerdo a los diccionarios, cerro, de latín “copo” es una elevación de tierra aislada que presenta una altura menor que una montaña o un monte. Se trata de un terreno elevado respecto a sus alrededores que cuenta con una base o pie (la zona inferior donde comienza la elevación), una o más cumbres o cimas (la zona que alcanza mayor altura) y las laderas o flancos (terrenos de inclinación variable que van de la base a la cumbre).
Cuando se habla de sierra, del idioma latín sĕrra, se dice que es un subconjunto de montañas por estar dentro de otro conjunto más grande, como es una cordillera cuya línea de cumbres tiene forma aserrada o quebrada, bastante pronunciada. Por lo general es más larga que ancha y su eje central se denomina eje orográfico. Las sierras pueden tener dimensiones que sobrepasan el centenar de kilómetros. Dentro de una sierra podemos encontrar algunos macizos, que se diferencian por la misma agrupación de cimas con una mayor altitud respecto al resto de montañas o porque se elevan de una forma singular entre un espacio relativamente plano.
Intento describir estas diferencias porque a partir de 2003, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 11 de diciembre como "Día Internacional de las Montañas". Esto con la finalidad de crear conciencia sobre la importancia de las montañas para la vida, así como destacar las oportunidades y limitaciones en el desarrollo de las montañas y para construir alianzas que produzcan un cambio positivo para los pueblos de montaña y ambientes en todo el mundo.
Aunque aquí pasó desapercibido es necesario destacar esta celebración debido a que nuestra ciudad está circundada por una enorme y bellísima sierra. Son cientos de cerros o montañas, o de cerros y montañas si a alguien se le ocurre distinguir entre unos y otros. Lo cierto es que son tantos cerros, montículos que sería difícil contar de cuantos se compone la serranía que nuestra vista alcanza a descubrir.
Como se recordará, esta sierra recientemente libró a nuestra ciudad, Puerto Vallarta y ciudades cercanas, del peligro que presentó el huracán Patricia, un fenómeno meteorológico que se formó repentinamente y llegó a alcanzar altos niveles de peligrosidad, con vientos mayores a los 300 kilómetros por hora. No es la primera vez que esta sierra, como un muro protector, nos ha salvado de grandes huracanes.
Cierta ocasión vino a esta ciudad un sacerdote Andino de la nación Qéros y como se sabe ellos veneran a los apus o espíritus de los cerros y preguntó por los nombres de los cerros de aquí. Nadie supo alguno, sólo recordé el de la sierra llamada de Vallejo y toda esta forma parte de la Sierra Madre Occidental. Y en verdad es como una gran madre que nos protege. Por ella va este poema de mi autoría.

Este día amanecí embriagado por tanto amor
Miré hacia las montañas por donde se asoma el sol
Todavía parpadeaban algunas estrellas
Y los gallos cantaban su himno matinal
Entre los árboles, los pájaros estiraban sus alas
Otros oraban con celestiales trinos
En la bahía el mar jugaba con una sirena
¡Ah! Las montañas se estiraron a sus anchas
Las sábanas blancas se desmoronaron
En el horizonte tu rostro con esa sonrisa eterna
La brisa de tus alas acarició mi alma

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