La grandeza divina


Prócoro Hernández Oropeza
Entre tanta espina una delicada flor, esta frase copiada a una amiga escritora describe parte de nuestra vida cotidiana. No todo es perfecto, siempre existen altibajos, obstáculos, dificultades o contrariedades y el reto es cómo los superamos. Afirmaba mi maestro que en el terreno de la vida práctica se descubren siempre contrastes que asombran. Gentes adineradas con magníficas residencias y muchas amistades, pero a veces sufren espantosamente. O bien humildes proletarios de pico y pala o personas de la clase media que suelen vivir a veces en completa felicidad.
El dinero no lo es todo. Es mentira que el dinero sea la fuente de felicidad o el éxito de una persona. Lo es sólo en el plano material, más no en otros planos como el mental, emocional o espiritual. Sostiene un dicho que con dinero baila el perro, aduciendo que cualquier individuo puede hacer lo que le diga alguien si le ofrece un pago. En otros tiempos, los políticos solían decir que nadie puede desdeñar un cañonazo de 50 mil pesos, sólo para justificar su mal comportamiento, su desfachatez y su corazón podrido por la avaricia. Afortunadamente suele haber personas que son incorruptibles y no se dejan llevar por sus egos de la codicia.
La frase: Entre tanta espina una delicada flor, significa que a pesar de las dificultades, siempre habrá una luz, una esperanza, un aroma de amor. Pero todo dependerá de nuestros estados de consciencia. A cada evento le corresponde un estado anímico y ese dependerá de cómo lo asumimos interiormente. Una cosa son los estados interiores y otra son los eventos exteriores.
Mi maestro afirma que los estados interiores son las buenas o malas disposiciones, las preocupaciones, la depresión, superstición, el temor, sospecha, misericordia, la auto- consideración, la sobre – estimación de sí mismo; estados de sentirse feliz, estados de gozo, etc. de ahí que los estados interiores se pueden corresponder con los acontecimientos exteriores o ser originados por estos, o no tener relación alguna con estos.
Significa que de la calidad de mis estados interiores dependerá como enfrento cada evento exterior. Inclusive puedo asistir a eventos exteriores agradables, pero si mi estado interior no es agradable, dichos eventos pueden parecer desagradables, cansones, aburridos. Una persona puede nacer en una familia rica, con todos los lujos y comodidades, pero si su calidad interior es inadecuada, vivirá en estrés, aburrido o hastiado, infeliz. Así que la gente llora cuando debe reír y ríe cuando debe llorar.
Cuando alguien tiene control de su mente y aprende a combinar sabiamente eventos exteriores con los estados interiores, ese marcha por el camino del éxito. Un sabio puede estar alegre más nunca lleno de loco frenesí; triste pero nunca desesperado y estresado; sereno en medio de la violencia. Sabe controlar sus pasiones y sentimientos. En la historia de la humanidad se sabe de personas que de pronto perdieron su cuantiosa fortuna, o de seres que en los peores momentos de su vida, como prisioneros en las guerras, lograron salvarse o volver a construir su imperio. Todo radica en su fe, en su esperanza, en no darse por vencido, en no desesperarse. En saber que estos acontecimientos que ocurren en su vida son como lecciones de vida, aprendizajes, pruebas iniciáticas o el pago de karmas del pasado. Cuando no temen a la muerte porque saben que su vida por este planeta es transitoria en este cuerpo y que su espíritu es un viajero del tiempo, es eterno, no teme a nada y confía en la guía de sus maestros, de su creador. Para cortar una hermosa rosa, por ejemplo, a veces nos espinamos, así es la vida: lograr la paz interior es producto de un trabajo interior profundo.




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