Salem, la búsqueda de la paz



Prócoro Hernández Oropeza

Salem, cuyo significado es paz, es también el nombre antiguo de Jerusalem. En la época de Abraham, considerado el padre de la nación hebrea, Melquisedec era el rey y sacerdote supremo de Salem. Y precisamente Abraham recibe la enseñanza original de Melquisedec, que además de Rey y sumo sacerdote era considerado un Cristo. De hecho lo es, es un Cristo increado, quien sabía mucho acerca del único y verdadero Dios. En la biblia se le reconoce el papel de mediador entre Elyon (Dios Altísimo) y las personas.

Abraham juega un papel fundamental en la cosmovisión de la religión cristiana y musulmana. Su padre fue Teraj, quien junto con Abram, su nieto Lot y su nuera Saray, la esposa de Abram salieron de Ur de los caldeos rumbo a Canaán. Sin embargo, al llegar a la ciudad de Jarán, se quedaron a vivir en aquel lugar y allí mismo murió Téraj a los doscientos años de edad. Desde entonces Abraham (Nombre con el que después Jehová lo bautizará) y Lot se moverán a distintas ciudades, incluyendo Egipto.

Al Abraham histórico le toca ser clave y testigo de dos hechos trascendentes en la historia de la humanidad. Por una parte, concebir un hijo, Ismael, con la concubina, Asgar, debido a que su esposa Sara era estéril. Cuando Dios les concede tener un hijo, Isaac, la concubina y el mismo Ismael, ya mayor se burla de Isaac. Sara pide Abraham que sean expulsados de su casa. Aunque Jehová no desampara a Asgar y a su hijo, pues le pronostica que le dará una gran nación. Los estudiosos mencionan que esa nación es la musulmana, de ahí proviene esa lucha histórica e inacabable entre judíos y musulmanes.

En la otra cuestión en la que se ve involucrado o más bien enterado por el Señor , es la destrucción de Gomorra y Sodoma, dos ciudades donde el pecado y la soberbia gobernaban en los corazones de sus habitantes. Aunque Abraham trata de interceder por aquellos que no han cometido pecados, el Señor le indica que le diga cuántos hay y si existieran les perdonaría. Sólo logra rescatar a su primo Lot , a su esposa y dos hijas. Los ángeles que les sacaron, les dijeron que huyeran hacia el monte y no voltearan. La esposa de Lot no pudo contener la curiosidad, volteó y se convirtió en una estatua de sal.

Si se analizan estos hechos históricos desde otra perspectiva, se puede apreciar que más allá de los datos históricos, son mensajes para el alma o para la comprensión de nuestra naturaleza y de nuestro trabajo espiritual. Salem, que significa paz o la nueva Jerusalem, es esa búsqueda de nuestro edén perdido. Melquisedec es un Cristo que guarda la enseñanza viva del gran Padre y la entrega a Abraham, quien se convertirá en padre de la nación hebrea.

En el trabajo espiritual se deben destruir esas ciudades del pecado o de los errores que habitan en nuestra psique y no voltear hacia atrás, porque de hacerlo nos convertimos en estatuas, que es lo mismo, quedar atrapados en el tiempo, en los engranes de la rueda del Samsara, en el mecanicismo de la naturaleza.

El pacto de Abraham con el Señor, es ese pacto de cada uno de nosotros con nuestro Cristo interior. Es esa arenga de Dios para abandonar esa casa que está plagada de Agregados psicológicos en nuestra psique:
«Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré.
»Haré de ti una nación grande, y te bendeciré; haré famoso tu nombre, y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; ¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!»

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