La percepción de tiempo


Prócoro Hernández Oropeza

¿Qué es el tiempo? De acuerdo a San Agustín, para entenderlo se debe admitir que el tiempo tiene relación con el alma. Esta relación se debe a que el pasado es algo que ya no existe, el futuro algo que vendrá y el presente se escurre, transformándose en un recuerdo, es decir en pasado. Desde la concepción aristotélica esta noción (el tiempo) se encuentra relacionada con el movimiento, tal como en la física. Es por ello que se definía al tiempo como aquella medida del movimiento con relación a lo precedido y lo sucedido.
El término tiempo proviene del latín tempus. Como definición general, se entiende al tiempo como la duración de las cosas que se encuentran sujetas al cambio. Sin embargo su significado varía según el punto de vista que se tome y la disciplina en la que sea tratado. Desde la perspectiva de la física, es comprendido como un flujo de sucesos, siendo el segundo la unidad básica del tiempo.
Entonces, para percibir el tiempo existen tres estadios, pasado, presente y futuro. El primero ya no existe, el tercero, el futuro sólo está en la imaginación y lo único que tenemos para percibirlo, sentirlo, vivirlo es el presente. Lo interesante es cómo lo sentimos, los actuamos o lo percibimos. De acuerdo a los kabalistas judíos, la forma de tiempo más familiar que conocemos, es el tiempo pasajero. Este tiempo pasajero el que consideramos como real y lo relacionamos con el reloj, pero esta es una vana ilusión. Si contrastamos un día aburrido con uno interesante, veremos que el segundo pasa como más rápido y en el primer caso como si las horas se arrastraran o pasaran con gran lentitud. La actitud, el ánimo de la persona, sin duda, influye en la percepción del tiempo.
Z´eb ben Shimon Halevi, en su libro Árbol de la vida, Una introducción a la Kábala, estima que con un poco de atención y observación es evidente que el reloj no mide nada de nuestra vida personal, aunque es útil para concertar citas y otros asuntos externos de tipo práctico. En el plano real, el reloj resulta inútil. Para el joven que espera a la novia siente que diez minutos son una eternidad y que el beso de despedida es un tiempo insoportablemente breve. Para alguien que ya no se identifica con sus cinco sentidos y posee un alto grado de desarrollo espiritual, el tiempo es relativo. No piensa en el pasado ni en el futuro, sólo vive el presente y lo disfruta.
Para entender esta explicación, Shimon Halevi compara al hombre con un Árbol de la vida, con sus diez sephitotes. La palabra sephirote se puede definir como semilla divina, cuerpo, dimensión, cielo, estado de conciencia, etc. Es todo esto a la vez. El ser humano está llamado a que germine cada una de esas semillas divinas, a desarrollarlas completamente y así habrá cumplido su misión en este mundo. Así que el Árbol de la Vida posee diez sephirotes o semillas divinales que se corresponden con los cuerpos internos del ser humano y con las distintas dimensiones del universo. Cada sephirot se refiere a distintos niveles de progresión espiritual y se corresponde también con los siete cuerpos, iniciando por el Sephirot 10, el más denso y se refiere al mundo físico, tridimensional, llamado Malkut.
Es obvio que en este nivel, el tiempo es mecánico, no poseemos control de él y para la mayoría suena lógico aquel dicho de que el tiempo es oro. De esta forma, en el Árbol de la vida cada sephirote posee su propia escala temporal. En unos sephirots funciona más rápido el tiempo que en otros. Y es posible que se pueda acrecentar nuestra sensibilidad para acelerar o desacelerar a voluntad el tiempo. Lo más pertinente sería desacelerarlo, como por ejemplo cuando alguien se pone a meditar. En un estado de meditación profunda uno puede entrar a un estado donde no existe ni el espacio ni el tiempo. Cuando uno entra esos estados sutiles puede uno durar dos horas meditando y cuando se detiene la meditación se tiene la sensación de haber estado sólo un breve lapso del tiempo. Cuando no poseemos control de nuestros sentidos, dependiendo de nuestros estados de ánimo, el tiempo suele ser rápido o lento. Es decir, estamos siendo conducidos por la mecanicidad de la naturaleza, por nuestros sentidos ordinarios. Deepak Chopra escribió un libro denominado C uerpo sin edad, mente sin tiempo, admitiendo que el tiempo es mental y de cómo lo percibamos dependerá nuestra vida. Es decir, el tiempo puede transcurrir sin afectar nuestro cuerpo.

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