Tomás, los Evangelios Gnósticos

Prócoro Hernández Oropeza
Primera parte
Al morir Jesús, sus discípulos principales o los doce apóstoles se encargaron de difundir el mensaje del Cristo. Pero a los pocos años aparecieron diferentes interpretaciones del cristianismo. Al menos diez años después de su crucifixión, surgen diversas tendencias en la comunidad cristiana conforme esta se va expandiendo en Asia Menor, Grecia e Italia. Poco a poco el cristianismo empieza a tomar fuerza entre el siglo II y comienzos del III y se conforma en una religión autónoma, con una organización jerárquica y numerosos adeptos, con doctores revestidos de autoridad, pero también llegan las disensiones.
Es en el siglo II que surge una de las primeras divisiones, una de ellas es llamada movimiento gnóstico. Se dice que el gnosticismo es una actitud existencial y una religiosidad especial, cuyas tendencias se encuentran en el judaísmo, el islam, la filosofía griega y el hinduismo. Se cimenta sobre el concepto de gnosis o El Conocimiento, de tal suerte que si representantes de estas diversas corrientes se reunieran, verían que no existe diferencia entre ellas y que todas provienen de una sola fuente, pregonan las mismas enseñanzas, sólo con diversos avatares o mensajeros.
A partir de que esa jerarquía da forma a Las Nuevas escrituras, cuya esencia se basa en los Cuatro Evangelios Canónicos, aquellos que no cuadran en ellos son rechazados, denostados y hasta combatidos. Esas corrientes tienen que buscar el hermetismo formando grupos esotéricos e iniciáticos y por lo mismo sólo pregonando estos mensajes de Jesús entre las paredes de su secrecía. A estos mensajes se les ha dado en llamar libros apócrifos o gnósticos, muchos de los cuales fueron escondidos en cuevas, bibliotecas o en el interior de esas corrientes secretas. Algunos de esos textos se han ido conociendo con el paso del tiempo. Un extracto del Evangelio de Pedro fue encontrado en 1896 por los arqueólogos Bernard Pyne Grenfell y Arthur Surridge Hunt en un antiguo vertedero de basuras cerca de Oxirrinco (Oxyrhynchus, actual el-Bahnasa) en Egipto. Otro de esos documentos es una colección de logia, una versión griega del Evangelio según Tomás.
Pero el descubrimiento mayor fue el de una biblioteca gnóstica en Nag Hammadi, en el alto Egipto, en 1945. Son muchos textos escritos en copto, mismos que han renovado los conocimientos del gnosticismo cristiano. Entre ellos se encuentra el Libro Secreto de Juan; el Libro Sagrado del Gran Espíritu Invisible, el Diálogo del Salvador, el Apocalipsis de Pablo; el Evangelio Según San Felipe, el Evangelio de Verdad, el Evangelio de Pedro, el Evangelio Según Tomás, además de muchos otros evangelios y textos.
Es en el Evangelio de Tomás donde se manifiesta ese carácter gnóstico, no apto para ser entendido por las multitudes, sino por iniciados o adeptos. El Evangelio de Tomás —también llamado Evangelio copto de Tomás o Evangelio gnóstico de Tomás contiene 114 dichos atribuidos a Jesús de Nazaret. Algunos de los dichos de este evangelio se asemejan a los de los evangelios canónicos de Marcos, Mateo, Lucas y Juan; otros eran desconocidos hasta su descubrimiento.
A diferencia de los evangelios canónicos, el libro de Tomás no adopta la estructura de un relato acerca de la vida de Jesús, sino que contiene sólo dichos (en griego logia) de Jesús enmarcados en las conversaciones que mantiene con varios de sus discípulos. La autoría de la obra es atribuida en un breve prólogo a Dídimo Judas Tomás («dídimo» significa ‘mellizo’): «Estas son las palabras secretas que pronunció Jesús el Viviente y que Dídimo Judas Tomás consignó por escrito». Finaliza con el título «El Evangelio según (gr. kata) Tomás».
Y en verdad los dichos o logias contienen un significado profundo, como el siguiente:
Logion 3. Jesús ha dicho: si aquellos que os guían os dicen: ved el reino está en el cielo, entonces los pájaros del cielo os aventajarán; si os dicen que está en el mar, entonces los peces os aventajarán. Pero el reino está en vuestro interior y fuera de vosotros. Cuando os conozcáis seréis conocidos y sabréis que sois hijos del padre que está vivo. Pero si no os conocéis, entonces estaréis en la pobreza y sois la pobreza. Esto significa que Dios está en cada uno de nosotros, pero también se manifiesta en todo lo que nos rodea y sólo lo podréis ver cuando te conozcas; es decir comprendas que eres una esencia divina y perteneces a Dios, al Padre que está vivo, no muerto, ni en alturas desconocidas o muy alejadas. Y si no te conoces entonces estás en pobreza espiritual y eres la pobreza. (Continuará)

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