Progresión espiritual


Prócoro Hernández Oropeza

Si estás en un camino spiritual, en ocasiones llegan dudas, desconciertos, flaquezas y hasta ganas de, como se dice en México, tirar la toalla. Ups este camino es muy difícil, largo, complicado, exige muchos sacrificios, pensamientos como estos vienen a la mente del alumno o adepto con tropiezos. Pero esos pensamientos o ideas provienen de ese agregado psicológico que se siente intocable, indestructible y permea en el adepto ese tipo de ideas para desanimarlo. Eso ha ocurrido con todos los grandes avatares; en su proceso Buda fue tentado por Mara y los demonios, Seth y los demonios rojos intentaron destruir a Osiris en Egipto y a Jesús lo tentó Lucifer, ofreciéndole lo que quisiera.
Cuando se transita un camino espiritual se debe estar consciente de este tipo de tentaciones o dudas o conflictos del alma. Las tentaciones se visten de ángeles, santos o en compensaciones materiales. Muchos abandonan el camino precisamente porque su anhelo de volver a su origen divino fue opacado por esas tentaciones materiales, terrenales o no está listo. No es su momento y esperará otra vida para volver a iniciar su camino. La gran verdad es que muchos no creen en estos conceptos, mucho menos se preocupan por buscar otras sendas para salir de esta dualidad, de estos dramas del sufrimiento, de los deseos y las tentaciones.
Para saber cuál es nuestro nivel de progresión espiritual cuando se transita un camino, lo primero es detectar qué tanto me siento unido a Dios y a todo lo que me rodea, cuántas virtudes expreso a través de mi boca, mis pensamientos, mis acciones; si llego a caer en error me perdono y rectifico o sólo me culpo y no realizo ningún cambio. Este camino de progresión espiritual no se mide por las veces que asisto a un templo, por rezar cien rosarios al día o santiguarme cada vez que paso frente a un templo sagrado, sino por vivir en amor, expresar amor y ser como Dios es.
Se mide por el grado de conciencia en que me mantengo momento a momento, no perdido en los miles de pensamientos que cruzan por mi mente, no por las angustias y preocupaciones, los proyectos o los deseos, sino por mi aceptación de que soy un ser divino viviendo experiencias humanas, no al revés. Soy una esencia divina y pertenezco a Dios.
Si aún no encuentras un camino espiritual verdadero, uno que provea del mapa o la cartografía apropiada para encontrar el camino a casa, búscalo. Los maestros dicen que quien busca encuentra. Algo que viene de muy adentro de nosotros nos impele a buscar ese camino, sólo que no le hacemos caso. Los cuentos siempre nos enseñan alguna verdad al respecto, como este anónimo del de la literatura oriental.
A cada uno su respuesta*
Un joven discípulo solicitó al Maestro Iluminado el asistir en silencio a las entrevistas que éste concedía a aquellas personas que iban en busca de su consejo y sabiduría.
La primera visita fue la de un hombre que preguntó:
-Maestro, ¿Dios existe?
-Sí -fue la lacónica respuesta.
En la segunda visita una mujer también preguntó:
-Señor, ¿Dios existe?
-No -fue en esta oportunidad la contestación.
En una tercera visita un joven interrogó:
-Iluminado, ¿Dios existe?
En esta ocasión, el Maestro guardó silencio, y el joven se marchó sin una respuesta a la pregunta formulada.
El discípulo, desconcertado por la extraña conducta del Maestro, no pudo por menos que preguntarle:
-Señor, ¿cómo puede ser que a tres preguntas iguales hayas respondido de modo diferente cada vez?
-Lo primero que has de saber -contestó el Maestro- es que cada contestación va dirigida a la persona que pregunta y por tanto no es para ti ni tampoco para nadie más. Y lo segundo es que he respondido de acuerdo con la realidad y no con las apariencias. En el primer caso se trataba de un hombre en el que mora la divinidad pero que ahora vive un momento de oscuridad y duda, por eso he querido apoyarlo. El segundo caso se trataba de una mujer beata apegada a las formas externas de la religión que ha descuidado a su familia por atender el templo, y por ese motivo es bueno que aprenda a encontrar a Dios entre los suyos. El tercer caso se trataba sólo de alguien que ha venido a verme por curiosidad y sencillamente ha improvisado esa pregunta como podía haber hecho cualquier otra.
* LOS 120 MEJORES CUENTOS DE LAS TRADICIONES ESPIRITUALES DE ORIENTE. Recopilación de Ramiro Calle y Sebastián Vázquez. Digitalizado por Biblioteca Upasika. www.upasika.com

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