Experiencias divinas
Prócoro Hernández Oropeza
En las diferentes tradiciones han existido grandes maestros o gurus que han legado sabiduría y amor a la humanidad y por lo mismo, grandes lecciones de vida. Se cuenta que Guru Nanak, un gran santo de la India, fue a visitar la ciudad donde nació Krishna, llamado Mathra. En su recorrido por las orillas del río Jumma se encontró con muchos mendigos. Uno de ellos, era un ciego que estaba mezclando un puñado de cenizas en un cuenco de barro para beber. El pobre hombre estaba tan demacrado, lo que significaba que llevaba sin comer muchos días.
Nanak le preguntó: ¿Por qué estás bebiendo cenizas? El hombre respondió: “He estado enfermo con fiebre y no he podido ir a mendigar. Estoy muerto de hambre, ten piedad de mí.”
Nanak tomó un poco de agua con su mano y pronunció el nombre de Dios y lo roció sobre los ojos del ciego. Inmediatamente el hombre pudo ver. Lo que vio no lo podía creer y dijo: “Mi sueño se ha hecho realidad. Soñé hace unos días que un gran maestro, llamado Guru Nanak vendría y me otorgaría la vista. Tú eres Nanak, el mensajero de Dios.” Con lágrimas de gratitud dijo: “He pasado sin ojos toda mi vida y podría seguir así hasta el fin, mismo que no puede estar lejos. Ahora me concedes la vista para encontrar el camino de Dios.” El Guru sólo sonrió y expresó: “Lo encontrarás”.
En la Biblia Cristiana, en el libro de S. Juan 9 se revela otra experiencia parecida. “Cuando Jesús salió del templo, vio por el camino a un joven que había nacido ciego. 2 Los discípulos le preguntaron a Jesús:
—Maestro, ¿quién tiene la culpa de que este joven haya nacido ciego? ¿Fue por algo malo que hizo él mismo, o por algo malo que hicieron sus padres?
3 Jesús les respondió:
—Ni él ni sus padres tienen la culpa. Nació así para que ustedes vean cómo el poder de Dios lo sana. 4 Mientras yo esté con ustedes, hagamos el trabajo que Dios mi Padre me mandó hacer; vendrá el momento en que ya nadie podrá trabajar.
5 Mientras yo estoy en el mundo, soy la luz del mundo.
6 Enseguida Jesús escupió en el suelo, hizo un poco de lodo con la saliva, y se lo puso al joven en los ojos. 7 Entonces le dijo: «Ve a lavarte en el estanque de Siloe (que significa enviado)»
El ciego fue y se lavó, y cuando regresó ya podía ver. 8 Sus vecinos y todos los que antes lo habían visto pedir limosna se preguntaban: « ¿No es éste el joven ciego que se sentaba a pedir dinero?» 9 Unos decían: «Sí, es él.» Otros decían: «No, no es él, aunque se le parece mucho.» Pero él mismo decía: « ¡Claro que soy yo!» 10 Entonces le preguntaron:
— ¿Cómo es que ya puedes ver? El dijo: No lo sé”.
En ambos casos, es posible que la sanación de la ceguera haya sido real físicamente, pero lo es también que esos maestros tienen el poder de quitarnos la ceguera en que vivimos todos, el maya o ilusión. Lo es porque su enseñanza es viva y develan la verdad, nos abren los ojos a nuevas experiencias y conocimientos, nos sacan de la ignorancia en que vivimos. Así que sus mensajes poseen dos significados, dos facetas. Las segunda es la que expresó Jesús; Soy la luz del mundo, esas enseñanzas son la luz que nos quitan la ceguera, la ignorancia.
Comentarios