Valmiki era un violento

Prócoro Hernández Oropeza
procoroh@gmail.com
Ante la serie de acontecimientos que recientemente han ocurrido en el estado y otras partes del país, se hace necesario reflexionar acerca de estas eventualidades, donde los malosos y violentos ponen en jaque, no sólo a las autoridades gubernamentales, sino a todos los ciudadanos que habitan en las ciudades donde manifiestan su belicosidad y terror.
La quema de autos, bancos, gasolineras, bloqueos, balaceras y otras formas de terror, los ciudadanos reaccionan con pánico y zozobra. Es natural, aunque no es lo más sabio que así ocurra ante tales manifestaciones disruptivas y violentas. He dicho y lo sostengo: Que los violentos no medran nuestra paz interior. No nos identifiquemos con el miedo, ni con el sufrimiento, sólo con el amor, la compasión, el perdón. Entre mayor miedo generemos, esa será la energía que proyectaremos a nuestro entorno y esa será nuestra creación. Lo que sucede en nuestro alrededor finalmente es parte de nuestra creación a través de nuestros pensamientos, emociones y acciones. No a las emociones y pensamientos tóxicos. No a la violencia, ni a los violentos. Si a la paz interior, al amor y la compasión.
Al respecto, existe una bella historia antigua de la India, que se cuenta entre los Sikhs. En ella se narra la historia de Valmiki, quien fuera un gran ladrón y asesino y luego se convirtiera en un santo y escribiera una obra póstuma, el libro sagrado El Ramayana. El Ramayana es una de las obras más importantes de la India antigua. su nombre significa la historia de Rama o la marccha de Rama y se considera el primer poema épico de la India.Pertenece al subgénero literario de la epopeya, y está compuesto por 24.000 versos, divididos en siete volúmenes. Es conocido ampliamente gracias a sus numerosas traducciones y ha ejercido importante influencia en la literatura india.
Muy joven Valmiki fue separado de sus padres y criado por un cazador y leñador. Se hizo experto en la caza, la matanza y la supervivencia. Se casó y tuvo muchos hijos. Como no podía mantenerlos se volcó al robo de carreteras. Como ladrón fue muy cruel, pues cortaba la cabeza de todo aquel que se le atravesaba. Por generaciones enseñó este oficio a toda su familia y él se convirtió en el mejor de todos. Las personas que sabían de su reputación se mantenían alejadas, ni los hombres del rey lo desafiaban.
Una ocasión pasó por ahí un santo o Sadhu. Como no conocía la historia de aquel hombre el santo pasó junto a su guarida. Valmiki saltó sobre él con su espada en alto y comenzó a quitarle todo, hasta la ropa. Para sorpresa del ladrón, el santo se postró en una reverencia y le agradeció humildemente al ladrón. “Eres muy generoso al concederme el día de mi liberación. Amable ladrón he guardado mucho tiempo para dejar este cuerpo físico. ¡Por favor apresúrate, así puedo reunirme con el creador! El ladrón se quedó perplejo, nunca antes alguien le habían hecho extraña petición y además, no le tenía miedo. El Sadhu no tenía mucho dinero y le dijo a Valmiki: “No es mucho, ¿por qué te lo llevas? El ladrón respondió: Un poco por aquí y otro poco por allá van sumando una gran cantidad. El santo respondió: “Lo mismo sucede con el karma y las malas acciones, un poco por acá y otro por allá van sumando mucha ruina en tu vida, -destruyen tu vida.
Valmiki le gritó para que no le hablara de esa manera. Trató de justificar sus procederes con tal de mantener a su numerosa familia. Así que ató al Sadhu a un árbol y al levantar la espada para matar al Sadhu, éste le dijo: ¡Espera! Como ser de la verdad debo ser justo contigo y no puedo dejar este mundo con una verdad a medias. No debes matarme. Soy un Sadhu. Si me matas tendrás con certeza el karma de morir a los pocos días. Ahora lo sabes, por favor prosigue.
Valmiki entró en un conflicto interior e inclusive fue a ver a su clan para pedir opinión e inclusive que un familiar lo matara. Nadie quiso hacerlo. El hombre se deprimió mucho y sintió gran confusión en su alma. El Sadhu se dio cuenta que en su corazón había un deseo profundo de comprender la verdad. En síntesis, ese Sadhu lo transformó. Con la punta sus dedos tocó la frente de Valmiki y limpió su subconsciente de miedos e ignorancia. Valmiki le pidió instrucción y con el paso del tiempo se transformó en un gran discípulo, al grado que llegó a escribir ese libro sagrado.
Un ejemplo de cómo transformar el miedo y por medio de la compasión y el amor se puede cambiar y limpiar un corazón insano.

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