Meditación, pan de los sabios

Prócoro Hernández Oropeza
Si en verdad deseamos descubrir nuestra mismidad debemos buscar hacia adentro, a nuestro interior. La mejor forma para ello es a través de la meditación. Existen múltiples técnicas, corrientes o caminos acerca de la meditación. Los maestros dicen que quien busca encuentra. Si anhelamos un verdadero cambio en nuestra personalidad, en nuestra forma de ser, se hace necesario buscar ese camino para ir a hacia nuestro interior, ahí donde se encuentra la fuente de la sabiduría, de la verdad, la luz, el amor.
Existen caminos largos y caminos cortos, todo dependerá del anhelo por llegar a esa fuente. Anhelo no significa ansiedad o desesperación cuando no podemos acceder a la meditación. Para algunos es fácil, en otros, la mayoría es difícil. Es como todo en nuestra vida, se requiere de práctica hasta que logremos dar con el método apropiado o el camino seguro para transitar a nuestro interior.
La dificultad mayor radica en cómo detener esa mente parlanchina o desbocada. Apenas nos sentamos a meditar y de inmediato vienen miles de pensamientos que nos llevan de un recuerdo a otro, de un pendiente a otro, de urgencias y distracciones múltiples. Para controlar esa mente mono, lo primero que se requiere es relajar el cuerpo, eliminar tensiones y observar los pensamientos sin identificarnos con ellos, sólo dejándolos ir como si fueran nubes. Llegará el momento en que ya no hay más pensamientos y entramos en un estado profundo de meditación, en un espacio de paz y de luz, o simplemente de paz.
En India, durante un curso de yoga, siempre nos levantábamos a las cinco y media de la mañana para estar en punto de las seis ya sentados en el tapete y listos para meditar. El maestro decía que si somos racionales nos enfocáramos en el tercer ojo, en el entrecejo, o de lo contrario, emocionales, en el corazón. En esos puntos se puede entonar el mantra Om, uno de los nombres de Dios en sánscrito. Es una excelente forma para controlar la mente y entrar en profunda meditación. Existe múltiples mantras o palabras sagradas. El Padre nuestro cristiano es también un mantra poderoso y se puede practicar en la meditación; lo mismo pronunciar el mantra Omnis haum íntimo (Oh mi Dios en mí).
La mejor hora para meditar en entre las cuatro y siete de la mañana. En este momento todo está silencioso. Se dice que el ángulo entre la tierra y el sol es de 60 grados y cuando nos encontramos sentados y con la espalda recta se balancean las glándulas pineal y pituitaria por lo que se pueden conseguir los máximos resultados. También se puede realizar de 4 a 7 de la tarde o antes de ir a dormir porque preparamos y relajamos tu mente para dormir.
La meditación es el arte de romper hábitos, de purificar la mente y su propósito es limpiar la mente subconsciente y alinear la mente con la visión de nuestro real Ser. También se le considera un baño mental para remover o eliminar pensamientos que causan dolor y apegos. El tiempo de meditación es variable; se puede iniciar con tres minutos, once, 22, 32, 62 minutos o de 2 a 2 horas y media. Todo depende de la intención, la práctica y el nivel de compromiso para conectarnos con nuestra esencia divina. Por eso se dice que la meditación es el pan de los sabios, porque es su alimento primordial y entonces el infinito o Dios habla con él.

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