365 oportunidades


Prócoro Hernández Oropeza
Muchos se preguntan: ¿Qué traerá el año nuevo? Indudablemente 365 oportunidades. Oportunidades para disfrutar cada segundo, cada minuto, cada hora, el día y la noche, momento a momento. Oportunidad para despertar del letargo en que se vive, de abrir los ojos para ver las maravillas que rodean a cada uno, desde la sonrisa de un niño, la majestuosidad de una palmera, la fortaleza de una caoba, al gato juguetón, a una abeja que revolotea en torno a un platillo de frutas o de una flor, al colibrí con su intenso aleteo bailando alrededor de una rosa.
Son 365 oportunidades para descubrir las alas de las nubes, una estrella que se divierte con tu presencia, los cerros que no dejan de estirarse y cambian de piel en cada estación del año, a la canción que hace vibrar tu corazón y te recuerda tu presencia divina. Y si vienen descalabros o caídas, tienes la oportunidad de levantarte y seguir tu camino con más entereza y fe, con amor y alegría. O, de lo contrario, caer en la depresión, el miedo, la angustia o el sufrimiento. Todo va a depender de tu nivel de conciencia para trascender esos momentos, que al final de cuentas llegan para probar tu capacidad de respuesta o para aprender una lección de vida.
365 oportunidades para ver el sol cada mañana y llenarte con su luz, su energía y calor si hace frío. Para encontrar el amor de tu vida o perdonar a todos aquellos que te han hecho daño, para abrir tu corazón y aprender a amarte y amar a quienes te rodean. Para agradecer por esta vida, por los seres con los que te ha tocado vivir en las buenas y en las malas. Recuerda que nada es casualidad, todo llega por la ley de causa y efecto. Los padres que te procrearon fueron escogidos para que vinieras a aprender de ellos tanto en sus virtudes como en sus actos no virtuosos y lo importante es cómo trascendiste o estás trascendiendo aquellos momentos de oscuridad o sufrimiento.
365 oportunidades para descubrir quién eres en realidad. Sólo una personalidad que piensa tiene una sola vida para lograr todas tus metas materiales y después morir y desaparecer del universo o un ser que ha venido a vivir varias experiencias para encontrar su verdadera misión, para comprender que eres eterno y tu cuerpo es sólo un equipaje o un traje más que cuando mueras lo desechas para después entrar en otro cuerpo y continuar tu largo viaje hasta que encuentres el camino a casa.
Para retornar a casa existen muchos caminos y cuando estés listo vas a poder descifrar el mapa y encontrar la vía más corta para retornar a ese hogar de donde saliste hace múltiples existencias, cientos o miles de años, aeones tal vez. Entonces podrás cantar ¡Oh Dios de todos los dioses! ¡Oh Dios misericordioso! ¡Oh Dios único, Señor de todos los señores! ¡Oh Infinito! ¡Oh sin forma en cada forma! ¡Oh estar en cada ser! ¡Oh ser supremo, tú me diste la mano de la protección. Me diste el poder de enseñar y aprender. Me diste el poder para vivir y el amor. Me diste el poder de ser pacífico sobre la Madre Tierra, en el regazo de la belleza de la naturaleza. Muchas gracias por todo. He aprendido las lecciones y ahora retorno al seno de ese gran creador, del único y omnisciente, el supremo Señor de todo el universo!

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