Oscuridad y luz II
Prócoro Hernández Oropeza
La dualidad forma parte de las experiencias de la humanidad. Así como hay frío existe calor, luz oscuridad, felicidad sufrimiento, feo o bonito, bueno y malo. El hombre vive permanentemente enfrentado a estas polaridades de la vida y dependerá de su comprensión o de su ignorancia la parte que le corresponda experimentar más: oscuridad o luz, felicidad o amor.
Cuando existe ignorancia de las leyes que gobiernan a la humanidad, el individuo experimenta con mayor frecuencia las polaridades negativas y por tanto puede verse enfrascado en constante sufrimiento. Sin la debida comprensión de sus desgracias el hombre cree que estas son parte de su destino, de un castigo divino o la mala suerte.
Cuando una persona comprende que esa dualidad es para foguearse o ubicar sus debilidades y fortalezas, tanto internas como externas, nada le afecta. A través de ellas puede comprender que de cada una de ellas debe aprender lecciones de vida, pero sobre todo encontrar su verdadera misión. ¿Cuál es esa misión? Cada uno debe descubrirla y cuando lo haga sabrá sortear cualquier adversidad sin la necesidad de sufrir o de dejarse envolver por los torbellinos de las buenas o malas circunstancias.
Con justa razón los maestros afirman que la ignorancia es también causante del sufrimiento. Si en las escuelas se ensenaran las leyes que gobiernan el mundo espiritual, no sólo el material, otro gallo cantaría. La mayoría de las personas desconocen su misión en esta vida y como consecuencia van como un barco a la deriva. Puede que tengan claras algunas metas con respecto su vida material, tales como generar riqueza, construir un negocio y hacerlo prosperar, consolidar una familia armónica y bien cimentada; esto forma parte de su misión, pero es insuficiente. Si no existe desarrollo espiritual es posible que cualquier vendaval puede generarle grandes dolores de cabeza.
La humanidad vive entre la oscuridad y la luz. En la mayoría de las veces bajo las sombras de la ignorancia y sólo pocos momentos de luz. Por luz se entiende comprensión, conocimiento de las causas y circunstancias. Luz es también felicidad, amor, paz, sabiduría, verdad. Oscuridad es sufrimiento, dolor, tristeza, resentimientos, odio, lujuria, avaricia, envidia, pereza, abandono, gula. Eso se debe a que se ignoran los motivos reales que causan esa oscuridad, una sombra que viene, incluso de vidas pasadas provocadas por los errores o por los indeseables egos. Esos carceleros de la mente que mantienen a la humanidad en la ilusión del sufrimiento. Buscando la luz afuera, cuando la verdadera luz está en su interior.
El siguiente cuento hindú describe esta búsqueda fallida de esa luz.
IGNORANCIA
Se trataba de dos amigos no demasiado inteligentes. Habían decidido hacer una marcha y dormir en un establo. Caminaron durante toda la jornada. Al anochecer se alojaron, como tenían previsto, en un establo del que previamente tenían noticias. Estaban muy cansados y durmieron profundamente; pero, de madrugada, una pesadilla despertó a uno de los amigos. Zarandeó a su compañero, despertándolo, y le dijo:
--Sal fuera y dime si ha amanecido. Comprueba si ha salido el sol.
El hombre salió y vio que todo estaba muy oscuro. Volvió al establo y explicó:
--Oye, está todo tan oscuro que no puedo ver si el sol ha salido.
—¡No seas idiota! -exclamó el compañero-. ¿Acaso no puedes encender la linterna para ver si ha salido?
*El Maestro dice: Así procede muchas veces el ser humano en la búsqueda espiritual, sin utilizar el discernimiento correcto.
La dualidad forma parte de las experiencias de la humanidad. Así como hay frío existe calor, luz oscuridad, felicidad sufrimiento, feo o bonito, bueno y malo. El hombre vive permanentemente enfrentado a estas polaridades de la vida y dependerá de su comprensión o de su ignorancia la parte que le corresponda experimentar más: oscuridad o luz, felicidad o amor.
Cuando existe ignorancia de las leyes que gobiernan a la humanidad, el individuo experimenta con mayor frecuencia las polaridades negativas y por tanto puede verse enfrascado en constante sufrimiento. Sin la debida comprensión de sus desgracias el hombre cree que estas son parte de su destino, de un castigo divino o la mala suerte.
Cuando una persona comprende que esa dualidad es para foguearse o ubicar sus debilidades y fortalezas, tanto internas como externas, nada le afecta. A través de ellas puede comprender que de cada una de ellas debe aprender lecciones de vida, pero sobre todo encontrar su verdadera misión. ¿Cuál es esa misión? Cada uno debe descubrirla y cuando lo haga sabrá sortear cualquier adversidad sin la necesidad de sufrir o de dejarse envolver por los torbellinos de las buenas o malas circunstancias.
Con justa razón los maestros afirman que la ignorancia es también causante del sufrimiento. Si en las escuelas se ensenaran las leyes que gobiernan el mundo espiritual, no sólo el material, otro gallo cantaría. La mayoría de las personas desconocen su misión en esta vida y como consecuencia van como un barco a la deriva. Puede que tengan claras algunas metas con respecto su vida material, tales como generar riqueza, construir un negocio y hacerlo prosperar, consolidar una familia armónica y bien cimentada; esto forma parte de su misión, pero es insuficiente. Si no existe desarrollo espiritual es posible que cualquier vendaval puede generarle grandes dolores de cabeza.
La humanidad vive entre la oscuridad y la luz. En la mayoría de las veces bajo las sombras de la ignorancia y sólo pocos momentos de luz. Por luz se entiende comprensión, conocimiento de las causas y circunstancias. Luz es también felicidad, amor, paz, sabiduría, verdad. Oscuridad es sufrimiento, dolor, tristeza, resentimientos, odio, lujuria, avaricia, envidia, pereza, abandono, gula. Eso se debe a que se ignoran los motivos reales que causan esa oscuridad, una sombra que viene, incluso de vidas pasadas provocadas por los errores o por los indeseables egos. Esos carceleros de la mente que mantienen a la humanidad en la ilusión del sufrimiento. Buscando la luz afuera, cuando la verdadera luz está en su interior.
El siguiente cuento hindú describe esta búsqueda fallida de esa luz.
IGNORANCIA
Se trataba de dos amigos no demasiado inteligentes. Habían decidido hacer una marcha y dormir en un establo. Caminaron durante toda la jornada. Al anochecer se alojaron, como tenían previsto, en un establo del que previamente tenían noticias. Estaban muy cansados y durmieron profundamente; pero, de madrugada, una pesadilla despertó a uno de los amigos. Zarandeó a su compañero, despertándolo, y le dijo:
--Sal fuera y dime si ha amanecido. Comprueba si ha salido el sol.
El hombre salió y vio que todo estaba muy oscuro. Volvió al establo y explicó:
--Oye, está todo tan oscuro que no puedo ver si el sol ha salido.
—¡No seas idiota! -exclamó el compañero-. ¿Acaso no puedes encender la linterna para ver si ha salido?
*El Maestro dice: Así procede muchas veces el ser humano en la búsqueda espiritual, sin utilizar el discernimiento correcto.
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