El tiempo es oro


Prócoro Hernández Oropeza
procoroh@gmail.com
Los que piensan en las cosas materiales, lo sostienen y con mucho ahínco que el tiempo es oro. Cada segundo, minuto u hora perdida va en detrimento de sus ganancias, riqueza o dominio material. Esas personas sólo piensan en la acumulación del dinero, poder o éxito. Dedican su vida completa, en cuerpo y alma, en conseguir esas cuestiones materiales. Y está bien si ese ha sido su papel, su vibración o su misión en esta vida. Pero seguramente esa dedicación y premura por no perder un solo segundo en cosas nimias, le acarreará éxitos, satisfacciones, pero también enfermedades, desilusiones y posibles acciones karmáticas.
La mayoría de las personas piensan que sólo viven una vida, cuya duración puede ser de meses o años, no más de cien. Pocos lo sobrepasan o se acercan a la centuria. Los gentiles de antes se dice llegaban a vivir hasta cerca de los mil años, eran muy longevos, los menos hasta 300. De esto dan cuenta los libros sagrados como la Biblia, los textos chinos y los védicos en la India, entre otros.
Para los que no creen en la reencarnación o el retorno, piensan que sólo tenemos esta vida y por tanto debemos aprovechar el tiempo para lograr nuestros propósitos, que son sólo de índole material. Si partimos de la idea que tenemos la oportunidad de retornar tantas vidas como sea necesario, hasta 108 vidas en cuerpo físico, aparte las que hemos vivido en los otros reinos, animal, vegetal y mineral, inclusive en otros mundos, entonces el tiempo es relativo. En todo caso el tiempo debe servirnos como parámetro para medir cuánto avanzamos en nuestro desarrollo espiritual.
Si soy consciente de que mi espíritu es imperecedero, inmortal, entonces tengo dos opciones. Uno no preocuparme de nada y vivir la vida mecánicamente, sobrellevándola o tratando de conquistar los éxitos materiales posibles. Dos, ocupándome en desarrollar mis potencialidades espirituales si en verdad quiero regresar en la próxima vida con más consciencia o de plano ya es tiempo de retornar al origen, a la fuente de la cual salí hace aeones de años. Entonces buscaré el conocimiento, la sabiduría que me proporcione el mapa para retornar a casa. Me preocupa el tiempo sí y no. Sí mi deseo en esta vida es la iluminación, entonces aprovecharé todo el tiempo posible para realizar un trabajo interior con disciplina y dedicación, amor y buscando la guía divina y la sabiduría para trascender esta dimensionalidad material. En otro aspecto, el tiempo es relativo si sé que soy eterno y que en otras dimensiones no existe el espacio ni el tiempo.
Parafraseando al escritor Renato Leduc: “Sabida virtud de conocer el tiempo; a tiempo amar y desatarse (despertar) a tiempo; como dice el refrán: dar tiempo al tiempo…” cuando sabes que el tiempo es una unidad de medición para saber cómo corre el tiempo, pero no para ser perseguido por él como un tirano. Consciente de mi eternidad, entonces sólo me queda disfrutar cada segundo, cada minuto, cada día cada mes o año. No debe importar el papel que me ha tocado vivir. Si me asignaron o me asigné el papel de barrendero, sólo disfrutar mi trabajo, integrándome con la escoba, la tierra, el viento. Hacerlo con devoción, la devoción a Dios, como lo predican las enseñanzas sagradas. Pensando que al limpiar un corredor, una calle, una oficina estoy puliendo el piso para que pase Dios, recordando que cada persona, cada ser sintiente es una fracción de dios, viviendo experiencias de vida en este planeta. Así sea.

Comentarios

Entradas populares de este blog

De mil que me buscan

Los tres alimentos

El arquetipo del gato