Octube, tiempo de cosechar

Prócoro Hernández Oropeza
procoroh@gmail.com

En octubre, se dice, la luna es más grande, más lucidora, más hermosa. ¿Sera? Es posible que la veamos más esplendorosa debido a que las lluvias han menguando y el cielo se despeja de tanta nube. Cuando menos en cuatro o cinco meses la luna apenas si se dejaba mirar y ahora podemos verla surgir de entre los cerros por la noche y más tarde perderse en el horizonte marino.
Octubre huele aún a flores y humedad, pero las lluvias son menos, el calor empieza a disminuir, muy leve por estos rumbos, aunque tierra adentro, el frío ya se deja sentir. Y conforme avance el mes los rayos solares disminuirán considerablemente y entonces podremos admirar un cielo limpio, transparente y por la noche colmado de estrellas y una luna que hace vibrar a todo ser sintiente.
En octubre, en lo que se refiere a siembras de temporal, es tiempo de cosechar, no sólo los frutos del campo, también los del alma. Tiempo de reflexionar acerca de nuestras acciones cotidianas. Hemos sembrado amor, compasión, paz, tolerancia, gratitud, felicidad, acciones virtuosas o lo contrario. Observar cuántas mentiras, odios, resentimientos, injurias, improperios, envidias, deseos de codicia y vanidad, intolerancia y lujuria hemos generado con nuestros pensamientos, palabras y obras. Recibes lo que cosechas, una frase lapidaria y contundente. Lo que das recibes, siembras lo que cosechas y los frutos llegarán tarde o temprano, no hay escapatoria. Acción y reacción es la ley del karma.
En octubre la luna es más grandote, dicen. Yo digo que sigue siendo la misma, sólo que ahora, en este mes octubriano, luce hermosa, su rostro es más rozagante y avanza altiva en medio de la noche, sabiendo que las estrellas le acompañan. Pero sé que mira con desprecio a quienes desatan su ira contra su propio hermano, sea un hombre, un árbol, un ave o contra su propia sangre. El mar la respeta y el sol se esconde más temprano. Que si la luna fue la madre de la tierra o un satélite muerto no importa. Importa saber cómo está mi luna psicológica, cuántos yoes habitan en ella y cómo haré para liberarme de sus dominios.
Octubre es un buen mes para pensar y admirar a esa luna grande que nos deleita con su presencia, pero también para analizar las sombras que se arrastran por nuestro mundo psicológico interior. Es tiempo de pensar en nuestra paz interna y liberarnos de los tiranos de la oscuridad. Quieres empezar a practicar la paz interior, siéntate en postura de meditación y pide paz en tu corazón, puedes pronunciar el mantra Om Shanti, Shanti, Shanti, Amo la paz interior, soy paz interior u Om tat sat, Yo soy eso, soy Él; otro mantra es Tat tuan asi, que significa: Eso eres tú. Eres divino.
Y para recrear nuestro Ser, que mejor que un poema de Pablo Neruda:
El futuro es espacio

Pablo Neruda

EL futuro es espacio,
espacio color de tierra,
color de nube,
color de agua, de aire,
espacio negro para muchos sueños,
espacio blanco para toda la nieve,
para toda la música.

Atrás quedó el amor desesperado
que no tenía sitio para un beso,
hay lugar para todos en el bosque,
en la calle, en la casa,
hay sitio subterráneo y submarino,
qué placer es hallar por fin,
subiendo
un planeta vacío,
grandes estrellas claras como el vodka
tan transparentes y deshabitadas,
y allí llegar con el primer teléfono
para que hablen más tarde tantos hombres
de sus enfermedades.

Lo importante es apenas divisarse,
gritar desde una dura cordillera
y ver en la otra punta
los pies de una mujer recién llegada.

Adelante, salgamos
del río sofocante
en que con otros peces navegamos
desde el alba a la noche migratoria
y ahora en este espacio descubierto
volemos a la pura soledad.


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