Experiencias con la verdad

Prócoro Hernández Oropeza

En la búsqueda de la verdad la humanidad ha creado infinidad de creencias, filosofías, religiones, teorías y suposiciones. Algunas nos dan una aproximación a la verdad o cuando menos satisfacen parte de nuestras interrogantes, otras nos alejan de ella o nos crean confusión. En realidad cómo saber cuál es la verdad o aquellos conocimientos que nos dan certeza de nuestro origen, nuestro presente y futuro.
Todos los grandes maestros o gurús, incluyendo a ciertos pensadores nos han aportado parte de esas grandes verdades, nos han legado sus pensamientos, sus experiencias y sobre todo han trazado mapas para el retorno a casa. Tanto Buda, como Mahoma, Jesús o Krishna lo han hecho y aún así no lo comprendemos o no tenemos la capacidad para discernir esas verdades.
Y no es fácil, puesto que sus enseñanzas poseen dos vertientes, una denotativa o la que textualmente entendemos y otra connotativa o un significado más profundo o latente, que sólo es comprendido por aquellos que lo captan con su intuición, o mejor dicho con su intelección superior o en experiencia propia. Es decir, con una mente no domesticada por el ego o por el racionalismo o mentalismo, sino por su corazón o su Ser. Tanto Jesús, como antes Hermes Trismegisto lo dejaron muy claro: No darle perlas a los cerdos. Eso significa que el verdadero conocimiento se entrega velado para que no se tergiverse. Por eso Jesús usó las parábolas, de tal forma que hasta sus discípulos no lo entendían a veces.
En otras entregas he hablado que nuestra vida humana es regida por 48 leyes divinas. Afirman los maestros que el Cosmos literalmente significa “orden” y para que exista armonía y equilibrio debe regirse por Leyes Cósmicas. Y también sostienen que como es arriba es abajo y por lo mismo el trabajar con estas leyes cósmicas en nuestro diario vivir nos permitirá dejar este caos en que hemos convertido nuestra existencia debido a que precisamente por incumplir estas leyes hemos caído.
El desconocerlas por ignorancia o por amnesia no significa que no existan estas leyes y como parte de nuestra educación fundamental en su verdadero sentido (el espiritual) se requiere la comprensión profunda de uno mismo. Dentro de cada individuo se encuentran todas las LEYES de la naturaleza y quien quiera conocer todas las maravillas de la naturaleza, debe estudiarlas dentro de sí mismo.
Sostiene el maestro Samael Aun Weor que estudiar estas leyes traerá un gran beneficio, pues permitirá vislumbrar el camino que nos conduce a la Luz, pues está escrito que de la misma forma en que el Demiurgo Arquitecto del Universo creó el Cosmos, de esa misma forma y con las mismas leyes el Microcosmos hombre deberá ser formado.

Por razones de espacio sólo voy a mencionar la 19. LEY DE LAS FILOSOFÍAS. Esta sostiene que en todas las humanidades han existido conclusiones aparentes de las leyes causales. Es indispensable que la actitud filosófica sea sustituida por la formación de la conciencia. Dado que la filosofía especula, intuye, arguye y discute. En cambio la conciencia simplemente es la experiencia de lo real. Todo aquello que no sea experimentado, de acuerdo a las leyes científicas es mera especulación y sólo mediante el despertar de consciencia es como los verdaderos buscadores de la verdad experimentan esas realidades que otros grandes sabios o avatares nos han legado.
Un verdadero gnóstico, un ser despierto puede viajar a esos mundos internos, ir a los palacios de la sabiduría divina y beber de su néctar, ser bendecidos por esos avatares que aún viven en esas realidades cósmicas, más allá de nuestra comprensión o más bien de la comprensión de nuestra mente mundana. Al respecto, hay muchos ejemplos de estas experiencias o vivencias de esas otras realidades que se han dejado plasmadas en los libros sagrados. Bien a través de la meditación, los viajes astrales, los sueños lúcidos, las revelaciones o canalizaciones de seres divinos a personas que han abierto sus canales a esas experiencias. Para llegar a esto se requiere mucho trabajo interior, es obvio, y además guía divina.

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