Septiembre, mes de recogimiento


Prócoro Hernández Oropeza
procoroh@gmail.com
Septiembre es el mes noveno en el calendario gregoriano. En el tarot egipcio corresponde al arcano 9, el Eremita. Eremita o ermitaño es una persona que vive solitaria en una ermita y la cuida. Y sí, septiembre se antoja para vivir momentos de soledad y sosiego, de intuición y comunión, al mismo tiempo. En el conocimiento gnóstico, esa ermita debe ser nuestro cuerpo, nuestro templo sagrado y si nos atenemos a esa visión, la carta 9 nos indica que vivamos como el eremita, solitario en nuestra ermita y la cuidemos. Es ir hacia adentro, a conectarnos con nuestra divinidad interior.
El axioma de este arcano dice textualmente: “Sube al monte y contempla la tierra prometida, más no te digo que entrarás en ella”. Subir al monte y desde ahí ver el paraíso, extasiarnos con su belleza y armonía, significa que mediante la meditación o la auto contemplación interna podemos tener atisbos de ese paraíso, la felicidad, el amor, la sabiduría que existe ahí, en nuestro interior, más ello no significa que podamos acceder a ese paraíso fácilmente. Tal como Jehová le mostró a Moisés su camino y propósito de liberar a los judíos del pueblo egipcio, llevarlos a la tierra prometida, aunque a él se le negó entrar en ella. Se quedó del otro lado del río.
No se niega que se pueda llegar, sólo se advierte: “…Más no te digo que entrarás allá”, eso, es claro, dependerá del trabajo interior de cada uno, del anhelo y de la guía de nuestro maestro interior. Así que septiembre es un mes de recogimiento, precisamente cuando entra otoño, 22 y 23 de septiembre. El otoño es tiempo para cosechar, pero antes de cosechar, se debe sembrar, cuidar la tierra, escardarla, abonarla. El alma es nuestra tierra interior, donde mora nuestro Ser. Si esa alma- tierra no se abona, ni se escarda ni tampoco se siembran semillas de amor, pues los frutos será magros o de sufrimiento. Escardar las malas hierbas. Y cuáles son esas malas yerbas, precisamente son los pensamientos negativos, emociones tóxicas, mala voluntad, los deseos perennes de poder, lujuria, riquezas materiales.
Septiembre, en el calendario romano era el mes sétimo, de ahí su nombre de septiembre. Si nos atenemos a los arcanos del tarot, es la carta siete, el triunfo. Es el carro de guerra, de guerras, luchas, expiación, dolor y amarguras. Si se sobre pasan esas condiciones viene el triunfo y podremos cantar su axioma: “Cuando la ciencia entre a tu corazón y la sabiduría sea dulce a tu alma, pide y te será dado”. Hermoso axioma que nos recuerda nuestro triunfo sobre la ignorancia, sobre la mente asna o inferior y la conexión con una ciencia que se conecta con nuestro corazón, nuestro Ser y de ahí deviene la sabiduría y con ella eliminamos la oscuridad de nuestra alma o psique y adviene el triunfo, el triunfo del gran Ser sobre las legiones egoicas.
Para concluir, os regalo este poema de mi autoría sobre este mes de cantos y esperanzas.


Septiembre

Entre tornados y nubarrones y un sol que desparrama fuego
Septiembre camina con sus días en ristre
Pasa por la calle del silencio, se pierde en el mar ya tarde
Los hombres se persignan cuando miran hacia el sur
Porque de allá vienen tormentas con nubarrones agrios

Septiembre me recuerda un poco mi origen
A los héroes descalzos de historia y fama
Bailes y cantos de esperanza y nostalgia
Los días que forjaron ilusiones y paraísos falsos
Un cura que despertó de su cruz y gritó patria

Septiembre corre serpenteando cerros y olas encrestadas
Nubes que nos ahogan y engañan
Hombres que deambulan hambrientos de fama
Y de aquellos que saben mirar al cielo
Y después de un rato, su corazón desparrama gracia

Resuenan los tambores de mi corazón, en septiembre
La lluvia va y viene como volatiles recuerdos
Cuando el aroma de tu flor impregnaba mi piel
Llora el cielo y tus manos ausentes
Y tu sonrisa lejana en el portal de los misterios.




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