La lámpara de Aladino
Prócoro Hernández Oropeza
procoroh@gmail.com
En los antiguos cuentos orientales se narra la historia de Aladino y su lámpara maravillosa. Esa lámpara, que al frotarla aparecía un genio y le concedía sus deseos. Entre los deseos que el genio satisfizo fue dotarlo de un palacio, joyas, sirvientes y además casarse con la hija del rey. Todo esto fue concedido de inmediato, a pesar de que su madre le pidió no hacerlo.
¿Qué deseos pediríamos en caso de encontrarnos esa lámpara maravillosa? Obviamente pensaríamos en la satisfacción de nuestros deseos mundanos, tales como riquezas, poder, hasta posiblemente la inmortalidad. Pocos desearíamos la realización espiritual, el encuentro con nuestro linaje sagrado o con nuestro gurú o maestro.
Pues bien, esa lámpara es como nuestra alma. En su interior se encuentra nuestro gran genio, el gran espíritu presto para auxiliarnos y salir de los dramas en que nos encontramos. Pero para llegar a él tenemos que limpiar y limpiar esa lámpara maravillosa, nuestra alma hasta que brille. Brille la luz de ese genio y sólo brillará cuando eliminemos todos los agregados psicológicos que lo tienen atrapado.
Ahí están todos los tesoros, la sabiduría, el amor perenne, la felicidad a raudales. Ese genio es la chispa divina que vino a habitar nuestro cuerpo, nuestra alma para mostrarnos el camino a esos reinos de la felicidad y del amor. Pero como somos ignorantes, esa riqueza la buscamos afuera, en el mundo de los deseos materiales, pensando que sólo poseyendo buenas cuentas bancarias, prósperos negocios o exitosos trabajos vamos a ser felices y seres realizados. Está demostrado que eso no da la felicidad, sólo momentos de placer. Podremos sentirnos realizados materialmente, pero incompletos.
Consciente o inconscientemente sabemos que algo nos hace falta, que no estamos completos. Tal como Aladino, que en un descuido pierde la lámpara y con ella su esposa, sirvientes, palacio y joyas. El mismo mago negro que le llevó a la cueva donde encontró la lámpara, vuelve a tener control de ella y desaparece los regalos del genio. Así es nuestra vida. De repente el mago negro, nuestros defectos psicológicos o dramas nos hacen recordar que poseemos un alma, una chispa divina, pero él tiene el control de nuestra vida. Sólo apelando a nuestro genio interior, a nuestro Ser es cómo podemos acceder a nuestra realización en interna.
El genio es en realidad una metáfora, es el poder de Dios que subyace en lo profundo de todos nosotros. El genio afirma: “Tus deseos son órdenes”, significa que nuestro Ser está ahí esperando para ponerse a nuestro servicio. Para dotarnos de su sabiduría, del amor infinito, la felicidad sin límites, la cartografía para el retorno a casa. Para ello es necesario tener un corazón limpio, un corazón que exprese pensamientos divinos, acciones virtuosas y compasivas. Aquí les dejo un fragmente del poeta sufí, Din Muhammad Rumí que se titula A través de la eternidad, que nos habla de esa limpieza del alma o del corazón.
A través de la eternidad
Rumi
Deja tus preocupaciones
y ten un corazón completamente limpio,
como la superficie de un espejo
que no contiene imágenes.
Si quieres un espejo claro,
contémplate
y mira la verdad sin vergüenza,
reflejada por el espejo.
Si se puede pulir metal
hasta asemejarlo a un espejo,
¿qué pulido podría necesitar
el espejo del corazón?
entre el espejo y el corazón
ésta es la única diferencia:
el corazón oculta secretos,
pero el espejo no.
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