El eremita, la iniciación


Prócoro Hernández Oropeza
“Sube al monte y contempla la tierra prometida, mas no te digo que entrarás en ella".
Para llegar a Dios o encontrar el camino a casa existen múltiples caminos, unos largos y difíciles, otros aparentemente cortos y fáciles. Unos lo buscan afanosamente, otros, la mayoría no cree en ellos o no desea regresar. No lo hace, bien por ignorancia o porque piensan que su vida es lo único que poseen para experimentarla y disfrutarla o sufrirla.
En la carta 9 del tarot egipcio se inscribe el axioma: “Sube al monte y contempla la tierra prometida, más no te digo que entrarás en ella”. Esta carta representa al iniciado en la búsqueda de la verdad. Los maestros dicen; el que busca encuentra, más el camino, el verdadero camino para regresar a Dios es angosto y difícil. No todos llegan, muchos desisten porque no están listos o no es su tiempo. Por eso el axioma señala que puedes subir al monte y ver la tierra prometida, pero no se os asegura que se pueda entrar en ella.
A Moisés se le reveló su misión. Debía liberar al pueblo judío que estaba sometido por los faraones egipcios, se le mostró la tierra prometida, más a él le negó arribar a esa tierra de la abundancia. Así a nosotros se nos puede mostrar esa tierra, sea en sueños, meditaciones o en otras experiencias extra ordinarias, pero se nos puede negar la entrada. Se nos niega porque no hemos sanado nuestra alma o cargamos aún con agregados psicológicos que no hemos eliminado.
Lo que no debemos perder es la esperanza, la fe. Si en esta vida no nos realizamos tenemos muchas por delante. No nos vaya a pasar lo que le sucedió a un renunciante. En la India se les denomina renunciantes a aquellas personas que abandonan a la vida de placer y trabajo y se dedican a meditar y orar para acceder a Dios. Resulta que en un camino se hallaba un meditante, quien sin importar el frío o el sol, sólo se dedicaba a Dios. Al pasar por ahí un maestro que iba a visitar a una divinidad, digamos a Visnú, el renunciante le dijo al maestro que por favor preguntara a esa divinidad cuánto tiempo le faltaba para iluminarse. El maestro le dijo que lo haría y continuó su camino.
Más adelante se encontró con otro devoto que para su iluminación se dedicaba a danzar. Este también le hizo la misma petición. A los días el maestro retornó y se encontró al primero y le dijo que le faltaban unas 500 vidas para su realización espiritual. el renunciante, todo contrito y desilusionado, se levantó y abandonó sus sacrificios y oraciones. Tiempo después el maestro dio con el danzante y le dijo: ves este árbol, si pudieras contar todas sus hojas esas serían las vidas que te faltan para tu iluminación. El danzante no se inmutó, al contrario siguió danzando, sin importar el tiempo. Poco tiempo después este danzante logró su iluminación debido a su fe y gran devoción.
En esta carta del tarot 9 se observa a un sabio o ermitaño en actitud de avanzar sosteniendo en su mano izquierda la lámpara que le señala el camino, es la LÁMPARA DE HERMES, la Sabiduría. Con su mano derecha se apoya en el Bastón de los Patriarcas, que representa la columna espinal con sus Siete Iglesias. El Ermitaño prudente y sabio, está envuelto en el Manto Protector de Apolonio que simboliza la Prudencia. Detrás de él se encuentra la PALMA DE LA VICTORIA. Sólo con fe, devoción en el gran Padre/Madre se puede alcanzar la victoria. La lámpara de Hermes es la sabiduría de los maestros internos y externos. Prudencia, esperanza, sabiduría y guía son necesarios para el retorno a casa.

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