Tulkus, maestros despiertos

Prócoro Hernández Oropeza
procoroh@gmail.com
Una de las leyes divinas que gobiernan a esta humanidad es la Ley del Eterno Retorno y Recurrencia. Eso nos indica que tenemos múltiples oportunidades de retornar a este planeta para sanar nuestra alma y recordar el camino a casa, a nuestro verdadero hogar del que salimos hace miles de años o aeones. Pero como venimos dormidos retornamos sin saber lo que hemos vivido y experimentado en otras vidas. Es más, la mayoría piensa que en realidad sólo tiene esta vida, no hay más allá de la muerte. No, nuestro Ser o Espíritu es eterno, lo que muere es el cuerpo.
En realidad sólo cambiamos de cuerpo y venimos vida tras vida a vivir nuestros guiones anteriores, con diferentes roles y personajes. Sólo muy pocos recuerdan sus vidas pasadas; algunos en sueños, otras a través de experiencias místicas, unos más porque alguien pudo leer sus registros akáshicos o inclusive en regresiones a través de la hipnosis. Algunos infantes hasta los cuatro años pueden recordar sus vidas pasadas, pero luego con el adiestramiento mental que reciben de su familia o del sistema se van olvidando de esos recuerdos.
Sólo los maestros o personas que han realizado un profundo trabajo interior, sanando su alma, eliminando sus agregados psicológicos y reconciliándose con su Dios interno pueden acceder a esas otras realidades y descubrir sus vidas pasadas, como un Buda por ejemplo o el Dalai Lama. En la terminología del budismo tibetano, Tulku es un término utilizado para denominar a varios diferentes tipos de personas. Una traducción aproximada sería “maestro reencarnado.”Son personas que recuerdan sus vidas y reencarnan para venir a cumplir misiones específicas.
Uno de estos maestros, al morir, puede elegir un nuevo soporte físico para continuar tanto su proceso personal de evolución espiritual como su compromiso de ayuda universal. Habitualmente un Tulku es también llamado Rinpoche, que en tibetano combina la raíz rin (riqueza, de valor, precioso, difícil de encontrar) con chenpo (grande)
En algunos casos, estos maestros optan por continuar renaciendo en una sucesión cronológica, dando así lugar a una cadena no interrumpida. Así, el maestro Dorzong Rinpoche es el octavo sucesor del primero. Otro ejemplo es el del linaje de los Dalai Lamas, la reencarnación de los previos trece Dalai Lamas. La serie comenzó con el primer Dalai Lama, Gedun Drub (1391 - 1474).Los cuerpos cambian, las mentes continúan. En tibetano, para referirse a esta sucesión de manifestaciones se utiliza el término kutreng, unión de ku (honorífico para cuerpo) y trengwa (rosario o cadena).
El Karmapa es otra manifestación Tulku. Esa persona, antes de morir deja una carta sellada a sus principales monjes. En ella les da claras indicaciones de dónde renacerá, cómo encontrarle y el momento apropiado para abrir esa carta e iniciar su búsqueda. El XVII Karmapa, Orgyen Trinle Dorje, fue descubierto de esta manera en enero de 1981.
Esos maestros tienen esa posibilidad de reencarnar, los demás, la mayoría, sólo retornamos con la consciencia dormida. Se nos dan 108 oportunidades o cuerpos para llevar a cabo nuestra realización espiritual, para despertar del letargo en que un día caímos. Si no trabajamos para despertar nuestra consciencia vendremos tantas veces como se requiera y lo más lamentable es que viviremos la vida mecánicamente, sin esperanzas, sin fe, como sonámbulos.


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