Principio de causa y efecto


Prócoro Hernández Oropeza
procoroh@gmail.com

Siguiendo el orden de los principios que legó Hermes Trismegisto, ahora describo el de Causa y efecto, que a la postre dice: “Toda causa tiene un efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo con la ley; la suerte no es más que el nombre que se le da una ley no conocida; hay muchos planos de causalidad, pero nada escapa a la ley.” Así que no debemos sorprendernos de lo que nos ocurre en la vida diaria, sea positivo o negativo, amargo o dulce, todo tiene un causa y lo que nos acontece ahora sólo son los efectos de lo que provocamos en algún momento de nuestra vida actual o en otras vidas.
Muchos no creen en las vidas pasadas, se rehúsan a aceptar la idea de que hemos venido a vivir múltiples vidas en diferentes cuerpos y muchas de las circunstancias que nos tocan vivir tuvieron su causa; las provocamos en el pasado. Existen en el mundo muchas evidencias que lo prueban, sea a través de hipnosis regresiva, la ingesta de plantas de poder o antiógenos, sueños lúcidos o meditaciones trascendentales.
Con respecto al sueño, mediante este don o poder que se nos da, sobre todo cuando es experimentado o vivido en planos superiores llamados sueños lúcidos, muchas personas han podido revivir vidas pasadas, visitar países o pueblos y recorrer sus calles y saludar gente, como si en verdad le conocieran. En uno de mis sueños me vi en un lugar del Tíbet, sabía que era ese país por la forma de vestir y de actuar de la gente con la que me encontré. Al llegar a una casa antigua, con facha de piedra, salió un monje y dos pequeños con el mismo tipo de vestimenta y cabeza a rape. Al verle me postré en la tierra a manera de saludo y respeto. . Lo interesante de este sueño es que esa postración en el piso como forma de respeto lo vi después en un video, donde los monjes se postraban de esa forma. Luego el monje me dio la mano para levantarme y me invitó a entrar. Era un maestro y yo había ido a aprender con él. Después de un tiempo llegó una sobrina del maestro y en poco tiempo nos gustamos y floreció el amor entre ambos.
Cierto día el maestro se me acercó y me dijo: es hora de partir, hijo. Yo, perturbado, no quería irme, decía que era injusto cuando estaba apenas conociendo el libro del amor. Pero el maestro me abrió los ojos cuando me indicó: es tiempo de aprender a desapegarte. No dije más y me marché. Así que esos sueños lúcidos nos pueden llevar a recordar vidas pasadas y a veces entender parte de nuestras dolencias sufrimientos o enfermedades actuales, tal como lo hizo el médico psiquiatra Brian Weiss con sus terapias de hipnosis regresivas.
Para la gente es más fácil echar la culpa de nuestros infortunios o desgracias al azar o suerte, a castigos divinos o simplemente al destino. Los velos de la ignorancia no nos permiten ver o descubrir la verdad y aceptar que todo ocurre de acuerdo a leyes, o la ley de la que hablaba Hermes. Más allá de Egipto, en la India a esta ley se le llama karma. La palabra Karma, de la raíz sánscrita Kri, significa acción o hecho, ya sea físico o mental (incluyendo el pensamiento). El karma es la suma total de nuestros actos, tanto en esta vida como en anteriores. No sólo significa acción, sino también el resultado de esa acción.
Karma, por tanto, en sí misma significa Ley de Acción y Consecuencia. Obviamente, no existe causa sin efecto, ni efecto sin causa. Cualquier acto de nuestra vida, bueno o malo tiene sus consecuencias. Su consecuencia es inseparable del karma, porque forma parte de la acción. Allí donde existe una causa debe producirse un efecto. Una semilla es la causa del árbol, que es su efecto.
Quien conoce esta ley puede cambiar su destino, su medio ambiente y actuar en planos superiores y a divertirse en los diferentes juegos de la vida


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