La poesía y el mar

Prócoro Hernández Oropeza
procoroh@gmail.com

Creo en el poder de la palabra, pero esa palabra que proviene del corazón del corazón: La palabra de luz, de sabiduría, de amor y compasión. Con cerca de una treintena de letras podemos formar miles de palabras, tantas que tardaríamos algunos días para leer todas las que el diccionario ha acumulado a lo largo de nuestra historia. Con esas 27 letras, según los académicos se pueden formar entre 300 mil y 400 mil palabras, de las cuales la mayoría apenas usamos menos de mil.
Algunas estadísticas aseveran que la mayoría de la gente usa un promedio de 300 palabras, porcentaje que varía de acuerdo al nivel cultural o académico. Una persona culta e informada usa unas 500 palabras. Un escritor o periodista puede usar hasta 3 mil. Cervantes utilizó 8 mil palabras diferentes en su obra máxima Don Quijote.
Esto que refiero viene a colación porque la poesía es sin duda uno de los géneros que sabe estructurar con precisión matemática y filosófica el discurso poético. No requiere muchas palabras, ni palabras enfadosas, o enredosas para expresar un sentido o una fotografía de la vida o de las circunstancias que rodean al hombre. Usa la sencillez, el ritmo, la musicalidad para forjar discursos que reflejan o retratan la cotidianidad del mundo, las aspiraciones filosóficas, preocupaciones terrenales o divinales, propósitos o despropósitos del hombre que busca su verdadera identidad.
Puede usar algunas palabras que han estado esperando la llegada del escritor para sugerir un nuevo aliento de vida, una salutación al dios de la esperanza o a la celestina que nos espera en alguna esquina. Una nueva palabra, entre comillas porque alguien antes la descubrió y la utilizó para profundizar en su discurso. No hablo de aquellos escritores o poetas que buscan en el diccionario palabras rebuscadas o desconocidas por el vulgo, sólo para presumir pero que no dicen nada al alma.
Y en Vallarta nuevamente seremos testigos de cómo diversos poetas usan la palabra para decirnos su verdad, sus pasiones, visiones, sentimientos, negaciones, desgarres del alma o simplemente vienen a endulzar la existencia con palabras suaves y de aliento o de desaliento. Porque finalmente la poesía es un género que trastoca los sentidos y revela también las nuevas tendencias de una sociedad, sus sueños, preocupaciones, esperanzas.
Hoy se celebra el IV Encuentro Internacional de Poetas y el Arte “Letras en la Mar”, a realizarse del 7 al 10 de mayo, organizado por la Cátedra Hugo Gutiérrez Vega de la Universidad de Guadalajara, con el apoyo de los centros universitarios del Sur (CUSur) y de la Costa (CUCosta).
Con el lema que “la poesía tome las calles y solo se escuche la reiteración de su cadencia en distintas lenguas, ritmos y acentos sin fronteras”, este encuentro reúne a poetas nacionales e internacionales y este año el homenajeado con el galardón “Letras en la Mar” será el poeta italiano Emilio Coco, en reconocimiento a su destacada trayectoria internacional. Se contará además con la participación de los poetas quebequenses Bernard Pozier e Isabelle Courtneau; y de los mexicanos Javier Sicilia, Coral Bracho y Hugo Gutiérrez Vega.
Que hable la poesía, que salude al mar y a los vallartenses, que resuene en las montanas y disipe el sopor del aburrimiento y el mal olor de las calles y el malagüero de los aguajes y lupanares.
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