Nueva cultura y nueva conciencia


Prócoro Hernández Oropeza
2ª Parte
En la entrega anterior, describimos a grandes rasgos las características de la era de Acuario, a la cual ingresamos desde el 4 de febrero de 1962. Será una era de grandes e increíbles cambios, rápidos, imprevisibles y quánticos. Para enfrentarla con lucidez se requiere conciliar e integrar la parte espiritual de la vida con los aspectos materiales y tecnológicos.
Otros rasgos de esta era son las enfermedades. Las de Piscis casi desparecieron, tales como la malaria y la viruela. Hoy surgen nuevas enfermedades, muchas de ellas provocadas por la tecnología, tales como el sida, la infección del virus H1N1, proveniente de los cerdos, se dice, son las llamadas epidemias virales; la gripe aviar es otra, además de dolencias psicológicas y espirituales, tales como la depresión, estrés y demás enfermedades psicológicas relacionadas con la fatiga que están causando estragos. La fatiga y el estrés, según investigaciones médicas, son dos de las mayores razones y causantes de enfermedades y visitas al doctor. Y hay más síntomas como el insomnio, inhabilidad para concentrarse y tomar decisiones, además de otros estragos sociales. Las relaciones humanas están siendo severamente dañadas con mayor divorcio, menos ganas de tener hijos, alejamiento de la espiritualidad, entre otras.
Gracias a la tecnología comunicacional podemos acceder, no sólo a temas culturales, científicos, sino también teologales, políticas y también a textos esotéricos o conocimientos herméticos que estuvieron ocultos en recintos secretos o sagrados. Y también gracias a ellos han surgido infinidad de corrientes espirituales o que se llaman espirituales.
Y ese es un gran dilema; el hecho de surjan cientos o miles de corrientes espirituales no significa mayor espiritualidad o que éstas realmente entreguen el verdadero conocimiento para el retorno a casa. Muchas de ellas forman parte de la espiritualidad rosa y sólo se convierten en espejismos o falsos caminos espirituales. Unas por ejemplo, pregonan que habrá saltos cambios cuánticos de conciencia, cambios vibracionales de energía que nos llevarán automáticamente a la cuarta o quinta dimensión o que seres de otros planetas vendrán a ayudarnos a cambiar este estado de cosas, nuestros dramas y sufrimientos.
O la gran mayoría de estas corrientes espirituales enseñan y pregonan que Dios está afuera de nosotros o que arribaremos al cielo después la muerte, si es que nos portamos bien o nos arrepentimos en nuestro lecho de muerte. En realidad Dios no está afuera, es parte de nosotros, somos una chispa divina. Como decía Pablo de Tarso, en nuestro interior se encuentra el gen divino, sólo hace falta activarlo.
En esta era, no necesitamos más información, sí la sabiduría para enfrentar los nuevos retos. Y esa sabiduría está dentro de nosotros. Sólo podremos acceder a ella siendo uno con Dios, expresando a Dios en todo lo que pensamos, decimos, sentimos y hacemos. Ser instrumentos divinos, que se haga tu voluntad, no la mía. Esto lo dijo Cristo y lo han dicho muchos maestros, sólo que no lo hemos comprendido. Krishna también le explicó a Arjuna que renunciara al fruto de sus acciones, que no era el hacedor. ¿Quién es el hacedor entonces? Es nuestro ser o chispa divina, o más bien nuestra mente, emociones y voluntad ya no estás controladas por los egos o demonios internos o agregados psicológicos o Yoes, sino por el Ser, el Espíritu. Hacemos su voluntad, no la del ego.
Por eso dicen los maestros del Águila Dorada, esta era es para hacer justicia. El regente de Acuario es Urano, “el destructor”, así que es una era para aniquilar a los ladrones, a los demonios rojos de Set, a Mara y sus demonios, a los Kauravas y Pandavas, a los 400 sureños que combatió Huitzilopochtli, es una guerra sin tregua para sanar nuestra alma y convertirnos en uno con Dios.

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