Nueva conciencia, nueva cultura
Prócoro Hernández Oropeza
1ª parte
El 4 de Febrero de 1962, hace exactamente 52 años inició la Era de Acuario. Cada era dura aproximadamente dos mil años, otros aseguran que un poco más, 2 mil 125. Y cada era es como un parte aguas porque se generan grandes cambios en todos los planos. En ese periodo hemos sido testigos de ellos, principalmente en el tecnológico y en el campo de la información. En el primer rubro el hombre ha querido emular a Dios y ha podido remontar las alturas y posarse en la Luna y ha enviado máquinas inteligentes a planetas muy alejados de nosotros. Gracias ellas podemos contar con maravillosas imágenes de distintas partes del universo. Ello da fe de las maravillas divinas que no pueden haber sido producto del azar o del caos.
Estas transformaciones tecnológicas también han repercutido en otros ámbitos, no sólo materiales, sino en el campo de la información. En 1452, Gutenberg sorprendió al mundo con su invento, la imprenta, y gracias a ello se pudieron imprimir las primeras 100 biblias y por consiguiente la información pudo llegar a más personas. Esto aconteció en la Era de Piscis, la de los peces, donde la información se concentraba en pocas manos; muy pocos tenían acceso a una educación y por lo tanto la mayoría no sabía leer. Ahora, en cambio, con la entrada de Acuario, la información se ha masificado, primero con las grandes rotativas, luego con el ingreso de los computadores y finalmente, lo que ha causado furor, internet, facebook, ipads, ipods…
En esta era acuariana no hay secretos, la información está disponible y cualquiera puede tener acceso a información que antes estaba restringida a unos cuantos. En la Era de Piscis las personas podían hacer de las suyas, sin que los demás se dieran cuenta. Podían hacer grandes desfalcos, desechar contaminantes, desaparecer personas. En estos tiempos, gracias a la tecnología y a los satélites esto se hace imposible. Como decía un maestro, en el pasado uno podía crear un personaje, una máscara para mostrársela al mundo. Ahora toda persona está bajo auditoría; hoy vivimos como vigilados por el Big Brother, de tal forma que mediante los celulares, computadores, ipads, ipods y demás inventos, todos estamos ubicados y el gobierno y los demás saben lo que pensamos, cuáles son nuestras motivaciones, apetencias y angustias. Ahora el facebook se ha convertido en nuestro confesor.
Otras características de esta era es que el cambio y el aprendizaje son continuos, por lo que es necesario mantener flexibilidad mental, emocional y física. Un rasgo más es que el intelecto es insuficiente, se requiere una nueva relación con la intuición, emoción e instinto. Tampoco la información es suficiente, ni el conocimiento, se requiere sabiduría, y esta sólo la aporta la experiencia y la conexión con nuestra divinidad.
Esta es una época de paradojas; más global y al mismo tiempo más individual. Todo es más rápido y tenemos menos tiempo. Necesitamos mucho más amor y unidad, sentir y percibir a Dios en todo lo que nos rodea. Se requiere conciliar e integrar la parte espiritual de la vida con los aspectos materiales y tecnológicos. Por último, entender que cada acción que realizamos afecta, directa o indirectamente a todos los seres vivos. En realidad no estamos separados de las otras almas que habitan el planeta. Compartimos la misma energía que fluye por las almas en todo el mundo. Nosotros somos la bombilla y Dios la electricidad que fluye a través de nosotros con tanta seguridad como lo hace a través de todos los seres vivos.
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