Santosha o contentamiento

Prócoro Hernández Oropeza
La situación por la que atraviesa el mundo, el país no es nada parecido al Edén o paraíso al cual queremos o deberemos retornar algún día. Más bien se parece al inframundo, ese mundo infernal del que todas la filosofías y religiones hablan, con amenazas de guerra, corrupción, violencia desbocada, infidelidad, adulterio, infra sexualidad, lujuria a raudales, explosiones de ira, gula, avaricia, envidia y orgullo. Esas legiones son las que controlan los sistemas y gobiernos y pocas esperanzas nos dan de hallar la paz, armonía, justicia y compasión.
El otro día me encontré con un amigo que se dedica a vender café. Desde que arribó a mi ciudad se dedicó a vender el oro verde y abrió el primer café oficial aquí, de eso hace más de veinte años. Cuando iba a visitarlo a su café siempre tenía un semblante alegre y optimista y contaba los últimos chistes de su autoría o que descargó de algún lado. Es muy amante de la música y buen trovador; en los anteriores encuentros, que no eran muy regulares, se sentaba en mi mesa con su cuatro y comenzaba a cantar hermosos sones veracruzanos, luego llegaban otros artistas y la música subía de tono y alegría.
En esta última ocasión, mi amigo cafetero, el “Wences” era otro. Su pesimismo y resentimiento estaban a flor de piel. Se quejaba de la situación nacional, de los malos gobernantes, los corruptos políticos, el encono de los ciudadanos, de la crisis económica y la violencia. Su semblante denotaba ira y dolor, angustia. Me pedía mi opinión al respecto. Yo intento no identificarme con esos dramas, dramas que efectivamente están ahí, nadie los puede negar, pero le decía a mi amigo que esos dramas los podía ver desde dos ángulos: desde el sufrimiento o desde el centro del Ser o desde el contento o Santosha, como le llaman los hindúes.
Desde el sufrimiento me estoy haciendo no responsable por lo que ocurre a mi persona y a mí alrededor. Por el contrario culpo a otros de lo que nos sucede y genero resentimiento y odio. Si me identifico con esta película lo único que estoy haciendo es eludir mis creaciones y engordando mis egos de ira y resentimiento. Cuando veo estos dramas desde el centro de mí Ser, sin el apasionamiento de los sentidos, comprendo que estos dramas forman parte de mi creación. Forman parte de mis karmas, karmas nacionales, colectivos, grupales e individuales. Es decir, son las consecuencias de mis acciones pasadas y este guión, con todos sus episodios, de alegría o sufrimiento forman parte de mis creaciones.
Como yo no puedo cambiar el gobierno, ni el sistema, mi trabajo es interior. Esto implica no identificarme con esos dramas externos y trabajar para sanar mi alma y aprendiendo a ver a Dios en cada ser humano, en cada ser sintiente del planeta; entender que cada uno vive sus propios procesos de realización interna, unos dormidos otros más despiertos.
En los sutras de Patanjali, de los que he hablado antes, en la rama de Niyamas, se le conoce como Santosha o contentamiento. Es contentamiento cuando ya no me identifico con estos dramas que tienen su origen en los deseos. Entiendo que soy una chispa divina, una fuente eterna de amor, compasión, contentamiento, sabiduría. Perdemos el contentamiento, porque soñamos el futuro o extrañamos el pasado y no disfrutamos el momento. Es contentamiento o Santosha la voluntad de aceptar lo que se presenta, lo cual conduce hacia la gratitud. La gratitud y la satisfacción conectan con el sentido de Santosha.
Santosha es algo más que un simple conformismo, pues no es una actitud pasiva sino una actitud de aceptación del “aquí y ahora” para impedir la fuga evasiva hacia el pasado añorado o hacia el futuro ideal de un sueño.
El contentamiento, Santosha, sirve para desarrollar la ecuanimidad y la humildad, adoptando una actitud totalmente altruista, de desapego ante lo material, todo lo cual llega a proporcionar, por contra, gran satisfacción. A través del contentamiento se obtiene felicidad insuperable. Porque contentamiento o Santosha es estar en unidad con Dios, con mi Dios interior. Si yo cambio internamente, lo demás va a cambiar a mí alrededor.

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