karma Yoga, el camino de la acción

Prócoro Hernández Oropeza
“Caminos hay muchos, y todos conducen a la única verdad, que es Dios”, anónimo.
En la filosofía yóguica, descrita en el libro sagrado del Bhagavad Gita, Krishna impartió las enseñanzas del yoga a Arjuna; en ella le señala que existen cuatro caminos para alcanzar ese estado de unión con lo divino, que es el último y primordial significado de “yoga”. Estos caminos o sendas del yoga son: karma Yoga, Bhakti Yoga, Raja Yoga y Jñana Yoga.
Por cuestiones de espacio, ahora sólo trataremos de explicar el Karma yoga o el yoga de la acción. Este consiste en la dedicación de todo el trabajo como una ofrenda a Dios, sin albergar ningún deseo de recompensa. Simplemente es entrega absoluta a la gracia de Dios entendiendo y contemplando esa gracia en todas las criaturas vivientes. Un aspecto importante que subraya Krishna a su discípulo Arjuna es que debe renunciar al fruto de sus acciones, pero siempre satisfecho e independiente, sin ejecutar ninguna acción fruitiva o de placer, aunque se dedique a toda clase de actividades.
Al renunciar al fruto de mis acciones entiendo que estas son desinteresadas. Entonces, no pensando en nuestras propias necesidades y deseos y tratando de ayudar a todos los que nos rodean , incluyendo a seres humanos, animales, las plantas y el mundo entero, el corazón se expande, el ego se destruye y uno llega a la realización del ser. Pero este servicio desinteresado debe ser también hacia nuestro Dios interior, servir como Dios sirve, amar como Dios ama, vivir como Dios vive, sólo en amor, expresando amor y eliminando esos agregados psicológicos que nos separan de Dios.
Karma Yoga es el servicio desinteresado a Dios y a la humanidad que purifica el corazón y prepara el Antahkarana (el corazón y la mente) para la recepción de la Luz Divina o el logro y el conocimiento del Sí mismo. El punto importante es que se debe servir a Dios y a la humanidad sin ningún apego o egoísmo. No es karma yoga cuando se hace partiendo de la idea de que uno es el hacedor. Uno se convierte en el instrumento de Dios y sirve a todos los que le rodean como si fueran el mismísimo Dios, que de hecho lo somos. Cada uno tenemos un fragmento de Dios o una esencia divina.
Cuando la acción se realiza sin apegos y sin la expectativa de sus frutos, este karma es liberador. Sólo percibimos que somos un instrumento en las manos del Señor, como participante en la actividad cósmica de la naturaleza, sin la expectativa de los frutos. La práctica del Yoga Karma prepara al aspirante para la recepción del conocimiento de uno mismo. Dos cosas son indispensablemente necesarias en la práctica del Karma Yoga. Primero, el Karma Yogui debe tener el no-apego a los frutos de las acciones. Y segundo, tendrá que dedicar sus acciones a su Ser. El desapego libera del dolor y el miedo. El desapego hace a un hombre absolutamente audaz y valiente. Cuando él dedica sus acciones a los Pies de Loto del Señor, desarrolla devoción a Dios y se acerca a Él cada vez más. Se siente poco a poco que Dios obra directamente a través de sus Indriyas o instrumentos.
Un Karma Yogui debe ser absolutamente libre de lujuria, la codicia, ira y egoísmo. Incluso si hay rastros de estos Doshas o egos, debe eliminarlos. Él no debe esperar ningún tipo de frutos de sus acciones en este momento ni en el futuro. No debe tener ningún deseo de nombre y fama, aprobación, sed de aplausos, admiración y gratitud. Debe tener un carácter impecable, ser humilde y libre de odio, celos, dureza, etc. Él siempre debe hablar palabras dulces. ¿Cómo puede un hombre orgulloso y celoso, que espera el respeto y el honor de los demás, servir a los demás? Él debe estar absolutamente sin miedo. Un hombre tímido es absolutamente inadecuado para el Karma Yoga. Nos debemos convertir en guerreros de luz, implacables contra el enemigo oculto: el ego.

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