El sendero del conocimiento o Jnana

Prócoro Hernández Oropeza

De las cuatro sendas del yoga para la realización espiritual, emanadas de los textos védicos, entre ellos el Bhagavad Gita y Los Sutras de Patanjali, el Jnana yoga es el cuarto sendero y es considerada la senda más directa, pero el más difícil; requiere una fuerza de voluntad y un intelecto tremendos. Es el acercamiento intelectual a la evolución espiritual.
Tomando como base la filosofía Vedanta, el Jnana yogui utiliza su mente para indagar sobre su propia naturaleza. El espacio que está dentro de un vaso y el que está fuera de él los percibimos como si fueran diferentes. De la misma manera pensamos que estamos separados de Dios. El Jnana Yoga le permite al devoto romper el vaso y así llegar a sentir directamente su unidad con Dios. Los velos de la ignorancia desaparecen.
Antes de comenzar a practicar Jnana Yoga, el aspirante debe haber integrado lo aprendido en los otros caminos del yoga, ya que sin abnegación y amor a Dios, sin un cuerpo y una mente fuertes, la búsqueda de la realización del Ser puede transformarse en mera especulación vana. Para este sendero se requieren dos procesos: un correcto cuestionamiento (Vichara) y un constante auto análisis (Viveka-discriminación).
En el Bhagavad Gita, Krishna le dice a su discípulo Arjuna: “Tan solo trata de aprender la verdad acudiendo a un maestro espiritual. Hazle preguntas de un modo sumiso y préstale servicio. Las almas auto realizadas pueden impartirte conocimiento, porque han visto la verdad”. A lo que se refiere Krishna es que el sendero del conocimiento y comprensión espiritual es difícil, por lo que recomienda acudir a un maestro genuino que forme parte de la línea de sucesión discipular proveniente del propio Dios. Lo cual significa un maestro perteneciente a un linaje y designado por la luz de ese linaje.
La mente es usada para examinar su propia naturaleza. Por eso se dice que Jnana yoga es el sendero más difícil, no por ser superior, sino porque el discípulo debe estar firmemente arraigado en las otras disciplinas, antes de procurar esta, es decir en yoga de la acción, Bhakti yoga y Raja Yoga. Por lo que se requiere un agudo intelecto, despejado de emociones.
A través del estudio de la filosofía Vedanta, el Jnana trata de aprender a discriminar entre lo que es finito, lo irreal, y lo infinito, lo real. El desapasionamiento (vairagya) es entonces desarrollado.
En otro texto Krishna le explica a Arjuna: “En este mundo no hay nada tan sublime y puro como el conocimiento trascendental. Dicho conocimiento es el fruto maduro de todo misticismo, y aquel que se ha vuelto experto en el servicio de la práctica devocional, disfruta de ese conocimiento, a su debido tiempo”.
De esta manera se entiende que la liberación no se puede conseguir por un ritual, acción, deber o caridad, sólo se alcanza a través de la experiencia intuitiva personal, de un trabajo psicológico personal. Al respecto, sostiene Krishna, aquel que realiza el servicio devocional y renuncia a los frutos de las acciones, y cuyas dudas han sido destruidas por el conocimiento trascendental, está verdaderamente situado en el ser.
Una persona llega a ese nivel porque después de analizar y comprender todas las enseñanzas, usando su intelecto, luego de agotarse a través del proceso de discriminación y negación, el intelecto debe desecharse. Sólo la experiencia de lo real se mantiene, esta es la auto realización del ser. Es un ser que ya no tiene dudas, no se siente separado de Dios, porque los velos de la ignorancia han desaparecido. Para no caer en el ego de los poderes intelectuales y evitar convertirse en un simple intelectual, el jnani debe equilibrar Jnana con Bhakti, conocimiento con devoción.

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