Pureza mental

Prócoro Hernández Oropeza

Los Yoga Sutras de Patanjali (200 – 600 A.C.), es una obra maestra sobre filosofía yóguica y que precisamente su compilador, Patanjali, denominó las Ocho Ramas Esenciales de la Práctica Yóguica. En ellas se enfatiza la necesidad de desarrollar completamente el aspecto del cuerpo y la mente como un mismo sistema. Estas ocho ramas son esenciales para la progresión espiritual, refinar la mente y discriminar lo real de lo ilusorio y se componen de: 1. Yamas: cinco restricciones, 2. Niyama: cinco disciplinas, observancias, 3. Asana: posturas para la salud y la meditación, 4. Pranayama: control del prana (fuerza de la vida), 5. Pratyhara: abstracción de los sentidos, 6. Dharana: concentración en un punto y 7. Dhyana: meditación profunda.
Niyama es religiosa observancia y es considerado el segundo paso en el camino de las ocho ramas del Yoga de Patanjali. Esta consisten en: en pureza, interna y externa (Saucha), contentamiento (Santosha), Austeridad (Tapas), estudio de los libros religiosos (Swadhyaya) y adoración al señor (Ishwara- pranidhana).
En esta ocasión analizaremos Saucha o pureza (externa e interna), que es tanto es pureza de cuerpo como de mente. A través de pureza de la mente viene la jovialidad de la mente, pero también nos invita a purificar nuestro cuerpo, pensamientos y palabras. Este trabajo nos tornará menos desordenados (atosigados) y pesados. La purificación nos lleva al esplendor y claridad de nuestra esencia. De esta forma podemos encontrar en cada momento claridad y originalidad. La práctica de la pureza engrana con los procesos de limpieza.
En nuestro cuerpo existe una fábrica con tres pisos: en el primero se ubica el sistema digestivo, que transforma todos los alimentos sólidos que llevamos a nuestra boca. En el segundo piso está el sistema respiratorio que transforma el aire que respiramos o prana en energía vital para llevar oxígeno fresco, pero además para revitalizar la sangre, las células y todo el sistema circulatorio. El tercer piso se halla en el cerebro y es alimentado por todas las impresiones que llegan a nuestra mente a través de los cinco sentidos.
Saucha tiene que ver precisamente en cómo limpiar nuestra mente de pensamientos densos y negativos, pero también nos invita a aliviar o reducir, hacer que nos libremos de esa pesadez donde quiera que nos encontremos en nuestra vida. Limpieza, pureza, cuidado del propio cuerpo y de lo que le rodea. Nuestro entorno refleja e influye en nuestro interior. Hay que acentuar la limpieza y el orden en todo lo que nos rodea. Cuanto más consideremos nuestro entorno como un templo, más nos acercaremos a lo Divino. Esto significa desidentificarnos con todo lo que nos rodea o lo que nos llega a nuestra mente a través de los sentidos. Observar todo sin apegos ni contentamientos, sin caer en la fascinación, porque de hacerlo seguiremos dormidos, aletargados.
La limpieza o purificación en sentido amplio, Saucha, es una actitud personal básica que permite apreciar la imperfección personal y social a fin de alentar el trabajo hacia su eliminación. La limpieza conduce al deseo de protección del propio cuerpo evitando el contacto negativo con cualquier otro. La limpieza produce además, purificación mental, alegría, atención, dominio de los sentidos y capacidad para la auto-observación. Es limpieza de todos los agregados psicológicos que nos mantienen prisioneros en su ilusión.
Saucha significa vivir con amor, respirar con amor, cantar con amor, comer con amor, beber con amor, orar con amor, meditar con amor, pensad con amor, morir con amor. Nuestro trabajo es purificar vuestros pensamientos, palabras y acciones con el fuego del amor. Sentir que este cuerpo es un templo de Dios en movimiento. Sentir que todos los seres son imágenes de Dios. Esto significa vivir y amar como Dios ama.

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