Karma yoga
Prócoro
Hernández Oropeza
El Karma es un término sánscrito que significa que la acción o hecho, cualquier
acción física o mental es Karma. El pensamiento es
Karma mental. Karma es la suma total de nuestros actos,
tanto en la vida presente como en las anteriores. No sólo significa acción,
sino los resultados de esa acción.
Allí donde existe una causa se producirá un efecto.
Así, una semilla es la causa del árbol, que es su efecto, luego el árbol
produce semillas y se convierte en la causa de las semillas. Afirma Swami
Sivananda que nada es accidental. Si tu mente limitada no es capaz de encontrar
la causa de un acontecimiento, ello no significa que esta sea accidental. Todo
en la naturaleza obedece a sesta ley de causa y efecto.
El karma actúa en el hombre por su naturaleza triple Iccha (deseo o sentimiento), Jñana (conocimiento) y Kriya (Voluntad). La persona conoce objetos como sillas, ropa o autos. Siente alegría o
pena. Tiene la voluntad de hacerlo o no hacerlo. Detrás de la acción, hay deseo y
pensamiento. El deseo de un objeto surge en la
mente. Entonces piensas cómo conseguirlo. A continuación te esfuerzas por poseerlo. El deseo, el pensamiento y la acción siempre van de la mano. Ellos son los tres hilos o hebras que componen la cuerda del Karma.
El deseo produce Karma. Trabajas e intentas adquirir los objetos de tu deseo. Karma produce sus frutos como el dolor o el placer. Tendrás que nacer una y otra vez para a cosechar los frutos de tu karma. Esta es la ley del karma.
Lo interesante, sostiene Swami Sivananda, es que se
puede cambiar el karma, el destino. A medida que el hombre siembra es lo que
cosechará. Como el pensamiento es el karma real, este se materializa y se
convierte en acción y dependiendo de tus pensamientos estos te traerán
consuelo, satisfacción y comodidad o sufrimiento e infelicidad.
Un estudio detallado de esta ley da aliento al
hombre sin esperanza, a los desesperados y enfermos. El destino es creado por los pensamientos del hombre, los hábitos y el carácter. Hay muchas posibilidades para su corrección y mejora al cambiar los
pensamientos y hábitos. El sinvergüenza puede llegar a ser un
santo, la prostituta puede convertirse en una mujer casta, un mendigo puede
convertirse en un rey. Esta poderosa ley establece todo esto.
Si todas las personas a entendieran esta ley
correctamente y cumplieran con cuidado con sus deberes diarios, se levantarían a
las alturas sublimes en la escala de la espiritualidad. Serían virtuosos y tendrían una vida pacífica y feliz. Podrían soportar
la carga de Samsara con paciencia, resistencia y fuerza de la mente. No habrá lugar para la queja cuando ven las desigualdades en el
nacimiento, fortuna, inteligencia, capacidades, etc. Habrá cielo en la tierra. Todos se regocijarían, incluso en el sufrimiento. La codicia, los celos, el odio, la ira, la pasión se desvanecerían. La virtud
reinaría en todas partes. Bienaventurado el hombre que entiende y
vive en la Ley, para que pronto pueda alcanzar la conciencia de Dios y
convertirse en uno con el dador de la ley.
Para lograr este nivel se requiere del Karma Yoga,
que es la consagración de todas las acciones y sus frutos para Dios. Karma Yoga es el rendimiento de las acciones de la vida a la Divinidad, es
permanecer equilibrados, sin apego al éxito o al fracaso.
Karma Yoga es el servicio desinteresado a la
humanidad. Es el yoga de la acción que purifica el
corazón y prepara el Antahkarana (el corazón y la mente) para la recepción de la Luz Divina. El punto
importante es que se debe servir al Ser sin ningún apego o egoísmo. Karma Yoga
es trabajar desinteresadamente, sintiendo que tú eres sólo un instrumento y que
el Señor está trabajando a través de ti. Si entregas las acciones
y sus frutos al Señor, serás liberado de las ataduras del Karma y disfrutarás
la paz.
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