La ley de Karma
Prócoro
Hernández Oropeza
Pocos sabemos que en esta, la tercera dimensión, estamos
regidos por 48 leyes universales, una de ellas y muy importante es la Ley del
Karma. La palabra Karma, de la raíz sánscrita Kri, significa acción o hecho, ya
sea físico o mental (incluyendo el pensamiento). El karma es la suma total de
nuestros actos, tanto en esta vida como en anteriores. No sólo significa
acción, sino también el resultado de esa acción.
Karma, por tanto, en
sí misma significa Ley de Acción y Consecuencia. Obviamente, no existe causa
sin efecto, ni efecto sin causa. Cualquier acto de nuestra vida, bueno o malo
tiene sus consecuencias. Su consecuencia es inseparable del karma, porque forma
parte de la acción. Allí donde existe una causa debe producirse un efecto. Una
semilla es la causa del árbol, que es su efecto.
En el plano de la vida nada es accidental porque todo en la
naturaleza obedece a esta ley de causa y efecto, por eso es llamada la cadena
universal e infinita de causas y efectos. Si fui asaltado o mi pareja me
abandonó, estos son los efectos o
consecuencias de una acción que realicé en esta o en otras vidas. De esta ley se
derivan otras leyes como la ley de compensación, la ley de retribución, la ley
de acción y reacción. Si existe una acción, debe existir una reacción. La
reacción será una fuerza igual o de similar naturaleza.
Todo lo que nos acontece, sea positivo o negativo es
producto de nuestras acciones, de nuestro karma. Si fuésemos conscientes de
estas leyes nos abstendríamos de hacer muchas cosas, no sólo en obras, sino
también en pensamientos y palabras. Porque al final de cuentas todo lo que
siembro lo voy a cosechar un día. Cada pensamiento, deseo sentimiento tiene una
reacción. La virtud tiene su propia recompensa; a este se le suele llamar
dharma en algunas tradiciones. En el caso del vicio o de las negativas acciones
tendrán su propio castigo. A esto se le llama ley de Reacción.
Muchas personas que desconocen estas leyes sufren y se
acongojan por sus sufrimientos y pesares y piensan que es por mala suerte o por
castigos divinos. Deben entender que Dios nunca castiga al malvado ni premia a
los virtuosos. Es su propio karma el que los castiga o los premia. El mismo
Jesús lo dijo: “A los ojos de dios todo es perfecto”. Esto significa que cada
quien vive su vida y sus procesos de acuerdo a su karma, a sus virtudes o a sus
defectos. Esta ley no sólo opera en el plano físico, sino también en el mental.
Si por tu mente sólo vibras en sufrimiento, maldiciones, miedos, tristezas o
aberraciones, apegos, eso vas a cosechar tarde o temprano, en esta o en otras
vidas.
Dentro de las leyes del karma, la ley de compensación juega
un papel importante y se manifiesta en todo lo que nos rodea. La semilla brota
y crece un gran árbol. Esta ley mantiene la paz, el equilibrio y la armonía en
la naturaleza. Si tus acciones son nobles, lo mismo que tus pensamientos
tendrás buena recompensa, buenos frutos; si haces algo negativo, en
compensación obtendrás un mal fruto. Una enfermedad, un asalto, cualquier
desgracia es la compensación por algo que hiciste antes. Si alguien vino y te
golpeó o te asaltó, es probable que esa persona esté cobrando lo que le hiciste
en esta o en otra vida. Así que cada acción errónea tiene su castigo. El que
hiere a una persona se hiere así mismo. El que engaña a otro se engaña a sí
mismo. Dios no es ni parcial ni justo, ni es responsable de la riqueza de otra
persona. Cada quien sufre o disfruta sus propias acciones.
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