La recta atención



Prócoro Hernández Oropeza

La distracción y la recta atención

Uno de los problemas fundamentales del hombre moderno es la distracción. Múltiples fenómenos o eventos nos distraen, dispersan nuestra mente y caemos en la fascinación y por consiguiente en el sufrimiento. Todo lo que percibimos por los cinco sentidos es procesado por la mente como una gran computadora. Y el procesamiento de esos datos será de acuerdo a los programas que hemos instalado en nuestra psique. Es difícil abstraerse de ese mar de información que percibimos en cada momento.
La mente, lo hemos dicho multitud de veces, es controlada por nuestros deseos, por los múltiples deseos de los agregados psicológicos. El deseo, como decía Buda, es el origen del sufrimiento y mientras estemos apegados a él, seguiremos sufriendo, viviendo en la dualidad felicidad-infelicidad, angustia-placer, amor-antiamor.
Uno de los caminos que se proponen para controlar esa mente displicente es la recta atención. Pero ¿qué es estar atento? ¿Atento a qué? ¿Cómo? Desde la perspectiva budista, la respuesta es estar atento precisamente a cómo se mueve nuestra mente, qué la mueve, porqué se mueve, quién la mueve. Así que la mente es el punto de partida. La idea es aplicar la Recta Atención en la vida cotidiana para estar  siempre presente en el momento, sin pensar en el futuro ni el pasado, sólo observando y disfrutando el presente, el aquí y ahora.. 
La Atención es, por tanto la indefectible llave maestra para conocer la mente, y es así el punto de partida. Es la herramienta perfecta para controlar la mente, y es así el punto focal.  ¿Qué es la Atención? La Atención es algo muy sencillo y común y muy familiar a todos nosotros. En su manifestación más elemental, lo que corrientemente llamamos "atención" es una de las funciones cardinales de la conciencia sin la que no existiría la percepción de ningún objeto. Si un objeto ejerce un estímulo lo suficientemente fuerte, la atención despierta en su forma básica, o sea como un inicial "tomar nota" del objeto, un "fijarse" en él, “volverse hacia" el objeto. Es el primero de una serie de varios momentos de consciencia requerido para cada acto de percepción.
Pero si seguimos observando con plena consciencia lo que sucede a nuestro alrededor, sin identificarnos viene una segunda fase que se denomina Recta Atención. Recta porque mantiene a la mente libre de influencias engañosas, es la base misma, así como parte integrante de la Recta Comprensión, porque nos enseña a hacer lo correcto y a hacerlo correctamente y porque sirve al recto propósito señalado por el Buda: la Extinción del Sufrimiento.
A través de la aplicación de la Recta Atención puedo ver más allá de la tranquilización de la mente y la Concentración.  Al no identificarme con esta mente incontrolable o insana no me apego ni al contento ni a las aversiones, ni al fruto de mis acciones. Sólo observo y disfruto momento a momento porque es e es mi verdadero estado: el goce, el amor, la felicidad permanente, la sabiduría.
El siguiente caso es un ejemplo de la Recta Atención:

Un pescador con la caña en el agua, su tarea en marcha, está relajado en la ribera del agua. Claramente si la pesca fuera algo de tensión, no lo haría.  ¿Qué hace entonces?  Empalma cebo y anzuelo, lo lanza al agua y espera. Pero ¿qué hace exactamente durante el tiempo de espera? Dirige la atención hacia el punto en el extremo de la caña en espera de un movimiento.  El movimiento lo sentirá como un ligero tiemble del punto. Si no está muy atento, su reacción sería lenta y su presa escapará. Entonces dirige su atención constante a ese punto. Esta es la Recta Atención. Pero el pescador también disfruta con otras cosas más, así que mantiene una atención muy aguda en la caña, al mismo tiempo que una vista general de fondo. Esta es la Recta Atención.
Este pescador no usa mucha energía ni fuerza. Solo hace la mínima necesaria para vigilar la caña perfectamente y nada más… Si pusiera más fuerza se cansaría y generaría tensión.  Entonces ese pescador está usando, además de la Recta Atención,  la Recta Energía. Si gastara más energía se pierde la recta atención y por tanto la comprensión y habría sufrimiento.Esto significa observarnos a nosotros mismos, observar nuestros pensamientos, emociones y acciones, de dónde vienen, quién los controla o a quién obedecen, al Ser o al ego.


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