El camino a la iluminación
Prócoro Hernández Oropeza
Imagina que tu alma es como un cuarto oscuro, lleno de
escombros y polvo, basura mental y emociones tóxicas; no hay luz, sólo
oscuridad y caos. El proceso de iluminación es llevar luz a esa parte oscura
del alma, vaciarla de esa basura y llenarla de luz, de amor, compasión,
felicidad.
El proceso de iluminación implica una toma de conciencia,
significa despertar del sueño en que
hemos vivido, desde que nacimos, o quizás desde muchas vidas atrás. Muchos
maestros realizados, han despertado de ese letargo luego de muchas vidas de
prácticas espirituales, devocionales y de esfuerzos conscientes y voluntarios,
disciplina y servicio a Dios, a su dios interno. Es decir, practicando las virtudes
y viendo a Dios en todo lo que rodea.
Buda, se dice, antes de iluminarse trabajó en su progresión
espiritual durante quinientas vidas. Cada vida es una oportunidad que se nos da
para realizar el trabajo de limpieza del alma, de la sanación para liberarnos
del maya o ilusión, la ilusión de los yoes o egos. Mientras vivamos siendo
prisioneros de esos yoes y su ilusión viviremos dormidos y atados a este mundo
material, a los deseos y al sufrimiento.
Hemos perdido esa conexión con la consciencia cósmica, de
donde partimos alguna vez para venir a experimentar la dualidad. No sentimos
divididos, separados de ella; realmente nos sentimos solos, a pesar de vivir
con una familia o con la esposa o el esposo. Swami Sivananda afirmaba que todos los problemas surgen por la falta
de comprensión de la simple verdad de que todo lo que hay, es un todo
indivisible. Si lográsemos comprender este entendimiento, todos los problemas
se disolverían inmediatamente.
Para llegar a este estado de consciencia se requiere de un profundo
trabajo psicológico y espiritual. Dicen los maestros que nuestro cuerpo es
biológicamente perfecto, pero psicológicamente somos imperfectos. Para alcanzar
la perfección psicológica o la iluminación se debe acceder al conocimiento
apropiado, una cartografía para alcanzar ese estado de conciencia cósmica o
superior. Y sólo se puede alcanzar a través de la meditación, la comprensión de
nuestra psique, de la auto observación y la experimentación, pero sobre todo, a
partir de la eliminación de los múltiples yoes que tienen atrapada nuestra
conciencia, nuestro Ser.
¿Cuál es el propósito de la iluminación? Su propósito es permitir que fluyamos a lo
largo de todos los retos que se nos imponen, aceptar los acontecimientos más
inesperados y no perder la cabeza. La iluminación nos permite fluir a lo largo
de la corriente de la vida sin experimentar dolor, confusión o la duda, porque
la luz, la luz de la consciencia, elimina la confusión, el dolor y la duda. La
vida sigue exactamente como lo ha sido, pero sin dolor, sin apegos ni
aflicciones. La persona iluminada es alguien que nunca se sorprende. Es llegar
a un estado en el que nada nos sorprende, pues estaremos despiertos y por lo tanto constantemente
iluminados. Así que la iluminación es una conciencia interna que de repente se
transforma y transmuta todo nuestro Ser, sin interferir con la apariencia.
Un ser iluminado sabe que la fuente de toda vida y de todo
conocimiento es el Atman o el Ser interno. Ese Ser es trascendente,
inexplicable, indefinible, indescriptible, todo en paz y dicha, asegura
Sivananda. Ya no hay diferencia entre el Ser y la dicha, porque el Ser es la
dicha misma. Dios, la perfección, la paz, la inmortalidad y la dicha son la
misma cosa y el hombre despierto vive esos estados continua y permanentemente.
Su meta es alcanzar la perfección, la inmortalidad o Dios. Ser como Dios es,
vivir como Dios vive, amar como Dios ama. Todos, sin excepción, si queremos
trascender la rueda del Samsara, tendremos que llegar este estado de conciencia
permanente y despierta.
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