Reflexiones cotidianas
Otro punto de vista
Prócoro Hernández Oropeza
El centro intelectual es generador de muchos descubrimientos
que han dado a la humanidad múltiples beneficios, pero también miles de
problemas. Me refiero al centro intelectual inferior gobernado por el ego, es
la mente encarcelada o atrapado por la multiplicidad de egos.
Esa mente que siempre está acosándonos, buscando problemas,
intentando ser más sabio que los demás, imponiendo sus juicios o razones, sus
programas o creencias. Esa mente que siempre quiere imponer su verdad, porque
si no lo hace siente que es menos que el otro. Pero en realidad quién se siente
menos o más tonto que el otro es el ego, el ego del orgullo o la vanidad.
Debemos entender que cada cabeza es un mundo, como reza el
refrán y cada uno posee su verdad, aunque discrepemos de ella. Todas las formas
de pensar son respetuosas, pese a que, a nuestro parecer, sean incorrectas. A
lo más que podemos es a intercambiar ideas, diálogos que enriquezcan la
comprensión y el conocimiento de algún aspecto de nuestra vida, pero jamás
imponer nuestros criterios, nuestra verdad. Como afirmaba un maestro: este
camino o este conocimiento no es ni mejor ni peor que otros, simplemente a mí
me ha sido útil, espero que a ustedes también. Pero cómo van a saber que es
bueno para ustedes, sólo se requieren que lo experimenten. Sin la experiencia
no podemos apreciar cuánto de verdad existe en él.
Cada ser humano posee un punto de vista diferente acerca de
un evento, situación o problema. Ello se debe a su marco de experiencias, a sus
conocimientos y a su sabiduría interna. Por ello, para la buena armonía, sobre
todo cuando se trabaja en equipo, es tomar lo mejor de cada idea y lograr
consenso. Esto no es fácil, sobre todo en cuestiones políticas. En los
parlamentos cada individuo defiende su punto de vista ante un debate. Ese punto
de vista está impregnado por sus intereses, motivaciones, actitudes políticas,
filosóficas o morales, pero sobre todo por sus egos. Esos gobiernan su mente y
le dificultan llegar a buenos arreglos, soluciones que realmente atiendan las
necesidades de sus representados. En política, los egos siempre se imponen y
por ello los pueblos están mal gobernados.
Este tipo de desencuentros se manifiestan también en una
familia o en organizaciones de cualquier tipo. Y eso se debe a que el señor
ego, el yo, el mí mismo desea y quiere siempre más y más para robustecer y
engordar. Quiere imponer puntos de vista porque se siente más inteligente, más
astuto, con más prestigios o sabiduría. La verdadera sabiduría, la verdadera
inteligencia no está contaminada por el ego, es esa verdad que viene del
interior, de nuestro Ser. La verdadera inteligencia nace del amor, inteligencia
que no es del tiempo, sino expresión de nuestra divinidad.
Por último les dejo esta reflexión, acerca de las
discrepancias.
Otro punto
de vista
Un paseante vio una vez a un pastor que, subido a una
escalera, daba de comer de las tiernas ramas de un árbol a una cabra que
llevaba en brazos. A cada rato debía bajarse de la escalera y buscar una nueva
posición donde subirse, para que la cabra comiera hojas verdes. Intrigado,
preguntó a aquel hombre:
-¿Qué haces ahí subido a la escalera?
-¿No lo ves? -contestó el pastor-. Doy de comer a la cabra.
-¿Y cómo se te ocurre hacer eso? -volvió a preguntar de
nuevo-. ¿No ves que así vas a tardar muchísimo tiempo?
-¿Y qué prisa tiene la cabra?
Es la mente la que busca soluciones en base a nuestros
programas.
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